El Mediterráneo es un mar continental que abarca un área de 2,5 millones de kilómetros, que conecta con el océano Atlántico a través del estrecho de Gibraltar, tiene una longitud aproximada de 3,900 km² y su anchura máxima es de unos 1,600 kilómetros, su ubicación entre Europa, Asia y África le permite bañar las costas de más de 20 países, dividiendo a Europa y África por tan solo 14 kilómetros.
Este mar considerado como uno de los principales del mundo, tanto por su dimensión, como por el papel clave que tuvo en el desarrollo de asombrosas civilizaciones, tanto occidentales como orientales, que pasaron a lo largo de la historia de la humanidad por esta masa de agua, se está convirtiendo en un gran sepulturero de miles de migrantes que cruzan sus aguas en busca de mejores condiciones de vida.
Desde hace un tiempo miles de migrantes procedentes del continente africano, de Asia y del Oriente Medio se están lanzando a este cuerpo de agua arriesgando sus vidas, solamente el año pasado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró 3,789 muertes de refugiados que cruzaban el mar, la mayoría de los cuales huyen de la guerra y la persecución.
A esas muertes hay que añadir al menos otros 78 migrantes en su mayoría provenientes de Pakistan, Egipto y Siria que encontraron la muerte en el agua frente a las costas de Grecia tras zozobrar el barco pesquero que los transportaba el pasado 15 de junio. El número de víctimas podría ser mucho mayor. Según algunos de los ocupantes de la embarcación, en ella viajaban 750 pasajeros, siendo uno de los peores desastres migratorios de los últimos años.
En este año 2023 la OIM ha reportado casi 2,000 migrantes ahogados intentando llegar a Europa, los naufragios en el mar Mediterráneo van en aumento y son muy preocupantes, otro caso es el de 37 migrantes desaparecidos después de que su bote volcara entre Túnez y la isla italiana de Lampedusa, asimismo se denunció que una segunda embarcación con unos 50 migrantes a bordo necesita un rescate urgente de las autoridades de Malta o Italia.
Las noticias de tragedias en el mar Mediterráneo, que están dejando cientos de personas, incluyendo niños, muertos o desaparecidas, se están volviendo demasiado frecuentes y tienen un coste humano demasiado alto, ante el hecho de un viaje muy peligroso, donde a veces familias enteras, adolescentes mujeres y niños tratan de llegar a Europa en busca de seguridad y oportunidades.
Los niños y niñas que hacen estos viajes están expuestos al abuso, a la explotación, una posible muerte y si tienen la suerte de sobrevivir, a menudo quedan en condiciones inseguras e inadecuadas, y/o criminalizados y discriminados con la consecuente violación a sus derechos humanos. Esto supone una violación de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Esta grave situación que se presenta en el mar Mediterráneo, ha sido denunciada por la Internacional Progresista planteando,’’ la política sistemática de devoluciones de embarcaciones de refugiados a la deriva por parte del gobierno griego. El estudio mapea más de 1.000 casos, las historias ocultas de familias enteras —que huyen de la guerra y la persecución— a las que se ha negado la oportunidad de presentar su caso de refugio y asilo.
La organización progresista también denuncio las intenciones de la Unión Europea de al igual que hizo con el gobierno de Libia propiciar un acuerdo con el gobierno de Tunez con la entrega de 100 millones de euros este año, para evitar que los refugiados lleguen a Europa, asi como las autoridades griegas violan el derecho internacional y abandonan a los refugiados a su suerte en el mar con el consentimiento de la Unión Europea.
“El desplazamiento masivo de personas no se detendrá con fosas comunes más profundas, muros más grandes o milicias fronterizas mejor financiadas”. “Se calcula que el número de refugiados por causas climáticas podría alcanzar la aterradora cifra de 1.200 millones de personas en 2050, por culpa de las guerras, el saqueo económico y el caos climático”, finalizó diciendo la organización progresista.
Los incidentes fatales del mar Mediterráneo hacen necesaria una acción rápida, colectiva y decidida, en favor de los refugiados de hoy y de mañana, que solo buscan un lugar seguro para ellos y para sus seres queridos como lo haría cualquiera de nosotros en una situación parecida, hay que proteger la vida de todos los migrantes económicos y de todos los refugiados forzosos que huyen de la guerra y la violencia.
Hay que evitar por todos los medios a nuestro alcance que el Mediterráneo se siga convirtiendo en un enorme cementerio de migrantes, uniendo las mejores voluntades de nuestros países en la defensa común de las personas y el planeta, propiciando un clima de respeto a los derechos humanos y de solidaridad con los más vulnerables ya sean estos refugiados o migrantes.
Por Luis Fernández
*El autor es político, escritor y comunicador