Lo que desencadenó la renuncia de Juan Bosch del PRD pudo ser un artículo escrito por Peña Gómez en la revista Teoría y Acción, en el que reseñó incidencias de una gira que realizó a finales de 1970 a Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estado o por el Congreso.
Después de resaltar el buen trato que recibió de senadores y representantes liberales, el líder perredeista concluyó su escrito con las siguientes palabras: “desde entonces comprendí que los liberales de Washington son mejores aliados de la revolución dominicana que Fidel Castro o Mao Tse Tung”.
Ese artículo significó un rompimiento ideológico con la tesis de Bosch de un frente anti oligárquico, consignado en su tesis “Dictadura con Respaldo Popular” o su criterio de que la administración del presidente John F. Kennedy fue la responsable del derrocamiento de su gobierno en 1963.
Cinco años después de la salida de Bosch del PRD, Peña Gómez condujo a ese partido al Poder, en base a un discurso embriagador para la pequeña burguesía, pero con un directorio perredeista dominado por hateros, comerciantes y banqueros, aunque muchos exhibían conductas políticas liberales.
En la crisis electoral suscitada por la negativa del alto mando militar en aceptar el triunfo del PRD, el embajador de Estados Unidos permaneció por largo rato en la residencia del presidente Balaguer, a la espera de ser recibido por el mandatario, quien lo remitió a visitarlo en el Palacio Nacional.
El presidente Jimmy Carter, uno de los liberales de Washington a los que se refería Pena Gómez, presionó al doctor Balaguer para que aceptara su derrota, aunque hubo que entregarle cuatro senadurías y el control del Senado.
El líder del PRD dijo una vez que en el Palacio Nacional merodeaba el fantasma de Trujillo, y a raíz del paso del ciclón David, don Antonio Guzmán desautorizó al presidente de la Cámara de Diputados, Hatuey De Camps, a recibir ayuda enviada por Fidel Castro, reflejo de la cruenta batalla entre liberales y conservadores.
Bosch no podría convivir por más tiempo con el sector conservador del PRD, pero, como designio de la historia, su salida fue producto de una colisión ideológica con su alumno más aventajado, cuyo liderazgo fue esencial para establecer una alianza interna entre liberales y conservadores, que se mantuvo hasta finales de los años 80, aunque comenzó a deteriorarse durante el gobierno del presidente Jorge Blanco con la poblada de abril del 1984.
La lucha entre conservadores y liberales provocó la otra gran división en el PRD, del que salió el Partido Revolucionario Moderno, con el extraño resultado de que los conservadores dominan hoy ambas franquicias.
Por Orión Mejía