La República Dominicana empezó a enfrentar un profundo vacío en su liderazgo político a partir de la desaparición física de los tres grandes líderes de la era contemporánea, el Dr. José Francisco Peña Gómez, el Prof. Juan Bosch y el Dr. Joaquín Balaguer.
Estos hombres tenían una clara visión del país que debían defender, luchar y construir en beneficio de la sociedad dominicana, sin que esto indique que fueron modelos perfectos, claro está que tenían defectos y virtudes, que deben ser superados por las presentes y futuras generaciones.
Sin embargo, las cosas indican que hemos caminado hacia atrás y que parecemos un barco sin rumbo y con un liderazgo con una visión mercantilista y alejado de las propuestas que deben ser las herramientas que nos permitan construir un país con mejores y mayores oportunidades para todas las clases sociales de la nación, pero también para defender lo que somos como país, y como pueblo.
Estamos conscientes que hay un liderazgo joven dentro y fuera de las organizaciones políticas, con buenas ideas y formación que pueden asumir compromisos importantes que conduzcan el país por mejores senderos, pero los partidos y organizaciones políticas en su gran mayoría están permeadas por el mercantilismo y populismo más que por darle espacios integrales a los buenos profesionales y a las buenas iniciativas y propuestas y esto no es bueno para el desarrollo y prosperidad de la Nación.
La República Dominicana tiene un gran perfil como país, y grandes elementos que deben aprovecharse diseñando e implementando un plan nacional de desarrollo de corto, mediano y largo plazo que nos conduzca hacia una Nación más productiva y competitiva.
Dentro de este modelo económico globalista y liberal solo podrán sobrevivir los países que logren dar el salto y aprovechar las herramientas tecnológicas, la apertura de nuevos mercados, la formación, el avance científico y la innovación.
De lo contrario pues estamos en desventajas comparativas con las demás naciones que lo logren, y esto podría dar como resultado el crecimiento de la pobreza y la desigualdad social en vez de generar riquezas y mejoría y calidad de vida de los ciudadanos (as).
Entendemos que para que esto empiece a cambiar los partidos y organizaciones políticas tienen una enorme tarea por delante y es empezar a contribuir con la formación de sus integrantes a todos niveles y por otro lado seleccionar sus mejores perfiles para que los representen en los cargos electivos a todos los niveles y en los puestos dentro de la administración pública de acuerdo a las responsabilidades asumidas.
Los partidos y organizaciones políticas tienen que alejarse de la mala y perniciosa practica de seleccionar sus candidatos en base a acciones mercantilista y no tomando en cuenta la formación, las capacidades, los buenos perfiles y las excelentes propuestas, que puedan contribuir con el avance y desarrollo del país, de sus comunidades y de los ciudadanos,
De lo contrario seguiremos viendo una gran abstención de los ciudadanos en cuanto a ejercer su derecho al voto, y a su participación dentro de la vida política, y eso no es bueno para el fortalecimiento democrático del país, ni mucho menos para la supervivencia de las propias organizaciones políticas, que cada día se ven más frágil y vulnerables ante ciudadanos bien formados, exigentes y fiscalizadores de las buenas practicas.
En los últimos tiempos hemos experimentado algunos procesos de avance como es la Ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, que aun con sus debilidades y deficiencias es un gran inicio, para seguir trabajando y fortaleciendo nuestra incipiente democracia, consideramos que esa instancia jurídica debe ser modificada pues en verdad carece de muchos elementos básicos en cuanto a las garantías de todos los actores políticos y además que sea más eficiente en cuanto a la transparencia y fiscalización de estas organizaciones, sus miembros y los procesos realizados por estas instituciones de carácter Cívico.
Si analizamos el liderazgo político nacional en posiciones de mando dentro de estas organizaciones nos damos cuenta que en su gran mayoría, y con raras excepciones no tienen agendas claras ni mucho menos planes ni propuestas coherentes con las necesidades y demandas del país y del pueblo dominicano,
Esta debilidad se observa a todos los niveles y esto realmente crea grandes retos y desafíos para los gerentes políticos del país, consideramos que es hora de empezar a diseñar e implementar estrategias de formación y capacitación de sus membresías, pero también de crear espacios más democráticos y participativos.
De lo contrario seguiremos viendo más fragmentaciones, fugas y migraciones de dirigentes de las actuales organizaciones pues los ciudadanos seguirán buscando y luchando por espacios donde mejor le permitan participar y ser tomados en cuenta, de mi parte sí creo que juntos podemos construir una República Dominicana más justa, más productiva integral y equitativa que genere más oportunidades para todos, y este debe ser el compromiso y visión de todos los que de una manera u otra hacemos vida política.
Por Efraín Velásquez
* El autor es ingeniero y político. reside en Nueva York.