Hoy se conmemora el 208 aniversario del natalicio de Matías Ramón Mella, uno de los Padres de la Patria dominicana y figura emblemática, junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez, de la lucha por la independencia nacional.
Nacido en Santo Domingo el 25 de febrero de 1816, Mella se erigió como un símbolo de fervor patriótico y valentía, dejando una huella imborrable en la historia dominicana.
Mella se integró a la sociedad La Trinitaria fundada por Juan Pablo Duarte, donde se gestó el movimiento independentista. La noche del 27 de febrero de 1844, en la Puerta de la Misericordia, disparó su trabuco, dando inicio a la revuelta por la independencia.
Como miembro del movimiento independentista, Mella personificó la valentía y la determinación. Su habilidad como estratega fue crucial para lograr la liberación de la República Dominicana, poniendo fin a la ocupación haitiana.
Pero su papel no se limitó a la independencia. Mella también se unió al movimiento restaurador contra la anexión a España, liderada por el terrateniente Pedro Santana en 1861. Su destreza en el manejo de la espada y su valentía lo convirtieron en un líder indiscutible.
Su espíritu combativo lo llevó a participar en batallas cruciales como la del 19 de marzo en Azua y la del 30 de marzo en Santiago. También se desempeñó como jefe militar y ocupó cargos políticos de relevancia, incluyendo la vicepresidencia de la República en 1848.
Un legado de ideales y valores
Mella no solo luchó por la independencia, sino que también abogó por la libertad, la justicia y la igualdad. Su pensamiento liberal y progresista lo llevó a defender la abolición de la esclavitud y la educación pública para todos.
Un padre de la patria inmortal
Matías Ramón Mella falleció en Santiago el 4 de junio de 1864, dejando un legado de pasión, patriotismo y compromiso con la nación dominicana. Su figura pervive en la memoria colectiva como un símbolo de la lucha por la libertad y la construcción de una República Dominicana próspera y soberana.
La crisis de representatividad
La República Dominicana enfrenta una crisis de representatividad. A pesar de obtener solo el 22 por ciento de los votos, el partido de gobierno controla más del 70 por ciento de las alcaldías y alrededor del 55 por ciento de los distritos municipales. Ironías de la estadística, el partido triunfante fue el de aquellos que no acudieron a las urnas, el partido de la abstención.
Por Roberto Tiburcio