A propósito del Sermón de las 7 Palabras, en esta Semana Santa 2024, en donde la Iglesia Católica puso en evidencia la necesidad de opciones y alternativas que cambie el aislamiento en el que vive una gran parte de la sociedad, para que esta pueda sobrevivir.
La reflexión invita a la promoción de esa sinergia social que es capaz de organizar la participación de esas mayorías no representadas en la actualidad. Reclama que la verdadera democracia debe ser para todos.
Plantea la necesidad de evolucionar el actual estado de cosas de manera integral y directa. Dirigir todos los recursos de las instituciones hacia la protección y seguridad de todos los ciudadanos y no sólo hacia una parte de estos.
Expandir la economía, la educación, la cultura, la salud, los alimentos, las oportunidades y accesos a los medios de producción, para no seguir separando y dividiendo más a la población, probarnos de que realmente somos un país soberano.
Sin una vinculación real, de esas mayorías, las dimensiones de sus condiciones actuales no podrán cambiar, ni ahora ni nunca.
No habrá razones, ni armas, ni fuerza alguna que pueda impedir el reclamo de esas reivindicaciones de derechos consagrados desde el nacimiento de nuestro país como una República política y democrática.
Si esas mayorías se deciden a ejercer los derechos constitucionales que tienen, como ciudadanos de esta República política y democrática, ningún estamento del Estado puede negarlo, ni por la fuerza tratar de impedirlo, como se ha estado haciendo.
Hay que ajusticiar la falta de justicia, enfrentando a todo el que se oponga, por más poderoso que se crea. Nuestra población necesita de una verdadera democracia, un gobierno real y verdadero del pueblo para el pueblo.
La partidocracia clientelar y burocrática actual, se ha convertido en un peligro para esa verdadera democracia. La representación política, ya hasta se hereda de padres a hijos y de hijos a nietos.
Con esta clase política no se puede lograr un Estado moderno, acorde a las necesidades actuales, de una población cada vez más demandante de respuestas a necesidades básicas. Nuestro país demanda y necesita una verdadera transformación política y social.
Las leyes que existen son suficientes y salvables, sólo hay que aplicarlas y ponerlas en práctica, para que dejen de ser abstractas para una población que necesita de sus beneficios. Nuestro ordenamiento jurídico requiere de esos correctivos.
La coacción sobre las libertades y derechos políticos logrados y constitucionalmente establecidos, debe desaparecer. La participación y autogobierno deben ser fortalecidos, esto sólo se puede lograr en libertad y verdadera democracia…
Por Ebert Gómez Guillermo