Los grandes flujos migratorios irregulares que se producen en varias regiones del mundo, ya sea de manera forzada escapando de conflictos, persecución, violencia o desastres naturales. o en busca de mejores condiciones de vida, seguridad y oportunidades económicas para sus familias, son un reflejo de la complejidad de este fenómeno global que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad.
La migración irregular tiene muchos riesgos para las personas, desde el grave delito de la trata y tráfico de personas, siguiendo por abuso sexual, lesiones y enfermedades, discriminación y xenofobia, separación familiar, desapariciones, imposibilidad de cubrir sus necesidades básicas, además de correr el peligro de morir como ha ocurrido al asfixiarse en el interior de contenedores, perecer en el desierto o ahogarse en el rio o en el mar.
En un mundo tan desigual y con una gran exclusión social, con tantas zonas de guerra y hambruna, la migración se ha convertido en una poderosa y riesgosa alternativa de sobrevivencia para los migrantes y sus familias, que ven en esta la única forma de salir del círculo de la violencia implacable y el hambre, que amenaza con destruirlos junto a toda su familia provocando una gran tragedia humana.
La desesperación está llevando a grandes flujos migratorios irregulares en diferentes partes del planeta, lo que ha provocado que miles de personas perdieran la vida, solamente en el 2023, según datos del proyecto Migrantes desaparecidos de la OIM, 8,565 personas perdieron la vida en las diferentes rutas migratorias de todo el mundo, convirtiendo este año en el más letal de todos los registrados.
La directora general Adjunta de la OIM Ugochi Daniels, al comentar estas dolorosas cifras ha señalado que “Al momento de conmemorar los diez años del Proyecto Migrantes Desaparecidos lo primero que debemos hacer es recordar las vidas que se han perdido. Cada una de esas pérdidas es en sí una terrible tragedia humana que tendrá enormes consecuencias en el seno de las familias y de las comunidades de los fallecidos en los próximos años”.
Las condiciones difíciles que enfrentan estas migraciones irregulares, como calor y frio extremo, fuertes lluvias, deshidratación, graves enfermedades, lesiones, los ataques de bandas criminales o delincuentes que amenacen su seguridad y su vida, es una verdadera tragedia humana, que no parece terminar y que constituye un atentado directo en contra de la dignidad de esas personas.
Esta horrible realidad de estos grandes flujos migratorios irregulares, que como dijera el papa Francisco, “Nuestro corazón soporta mal la muerte de nuestros hermanos y hermanas, quienes se enfrentan a extenuantes viajes para huir de los dramas, de la pobreza, de las guerras, de los conflictos, a menudo vinculados a las políticas internacionales”, al tema migratorio hay que ponerle atención.
Mientras la miseria, la violencia, la persecución política o la falta de libertades y oportunidades reinen en sus países de origen, la migración seguirá su curso y la desesperación empujara a los migrantes a seguir jugándose la vida como lo han hecho antes al cruzar ríos, mares, selvas y desiertos, arriesgándolo todo en su lucha por conseguir una mejor calidad de vida para sus familias.
La tragedia migratoria que enfrenta el mundo hoy va aumentando sin ninguna duda, ante la dura realidad de que muchos de los territorios a los que están llegando las personas migrantes, y por los que transitan, están marcados igual que ellas y ellos, por la pobreza, las desigualdades y las violencias, este panorama debe llevarnos a reflexionar sobre las precarias situaciones de los migrantes.
La movilidad humana constituye una de las temáticas que actualmente revelan mayor interés en el mundo, al efecto la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas reconoce la positiva contribución de las personas migrantes al crecimiento inclusivo y desarrollo sostenible y una de sus metas exhorta a los países a, “facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas».
Debemos volver a comprometernos con una acción de mayor envergadura que pueda garantizar que la migración sea segura para todas las personas, de modo tal que en los próximos años las personas tengan más seguridad y protección y no tengan que arriesgar sus vidas en la búsqueda de un futuro mejor, independientemente de su nacionalidad de origen, raza o religión, hay que comprometerse a salvar más vidas y a mejorar la cooperación internacional.
Hay que seguir tomando acciones para fortalecer las políticas migratorias y orientar debidamente a los migrantes para que no se vean forzados a tomar vías irregulares que ponen en riesgo su vida y son un gran peligro, además de ser víctimas de Muchísimos grupos criminales dedicados al tráfico ilícito de personas migrantes, que desinforman sobre los trayectos y supuestas oportunidades de la migración.
Implementar vías accesibles para una movilidad humana, segura, ordenada y regular, es la manera más eficiente que se tiene para seguir evitando las muertes y desapariciones de migrantes, que tantas tragedias y dolor han causado, a través de los peligrosos trayectos migratorios que utiliza la migración irregular, es hora de contribuir a salvar más vidas de seres humanos, que solo buscan con su desplazamiento mejores condiciones y calidad de vida para sus familias.
Por Luis Fernández
El autor es político, escritor y comunicador