Mi forma de escribir tiene muchas ventajas, debido a que, como siempre digo, vivo en un barrio popular y quizás, por mi forma de ser, ante cualquier conversación o incidente, tengo la capacidad de inspirarme y producir un artículo al respecto.
Ayer, por ejemplo, mientras me mecía cómodamente en una mecedora, tratando de poner en orden mis preocupaciones, vi pasar una señora que a menudo suelo observar con detenimiento, mientras, canasto en manos, se dirige a una esquina muy popular, donde venden de todo para comer.
Ella siempre luce impecable, viste ropa muy moderna y adecuada para estar linda en su casa, y el pelo como si acabara de salir del salón de belleza.
Me tomé la libertad de poner a un lado mis pensamientos y la llamé, le expresé la admiración que siento por ella, por su forma de ser, tan impecable y adecuada a la ocasión.
Conversamos durante un rato, comentamos entre otros temas, el descuido en el que acostumbran a caer algunas mujeres, estar desaliñadas en su hogar se hace costumbre en ellas, realizan los quehaceres domésticos con batas de dormir, inclusive, muchas van a comprar a los colmados en esas condiciones.
Finalmente, luego de manifestarle mi elogio, y exhortarla a que mantuviera su elegancia, la respuesta que me dio al despedirse fue la siguiente: “Yo simplemente copio de la maestra”. ¿Quién es, pregunté?… ¡Usted, siempre está hermosa y bien cuidada!
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)