Siempre acostumbro a mencionar las ventajas que tiene para mí, vivir en un barrio populoso, de la parte alta de la ciudad, al momento de escribir, pues los temas surgen de manera espontánea, cuando menos los espero.
Hoy pienso escribir sobre uno, del cual no voy a negar sentir cierto rechazo, pues mi cerebro se niega a aceptar que muchos seres humanos piensen que el cuerpo es una especie de libro de dibujo, donde se puede plasmar cualquier imagen a su antojo.
Los tatuajes han invadido, se podría decir, el mundo entero. Se observan jóvenes exhibiendo complicadas imágenes en todo su cuerpo, incluyendo el rostro, y movida por la curiosidad pude conocer que el primero, data de hace 5,000 años, en la ciudad de Egipto.
Aunque tenía la inquietud, no tenía la menor idea de su precio; tengo entendido que los mismos son carísimos, pero siempre ha llamado mi atención que por mi barrio he visto jóvenes que en ocasiones están pidiendo para comer, y exhiben grandes diseños.
Por fin pude satisfacer mi inquietud. Estaba una noche conversando con una vecina y amiga, cuando, de repente, llegó un joven con una “pinta” como de viajero, y ambos brazos llenos de unos complicados diseños. Saludó de una forma tan simpática y respetuosa, que me atreví a decirle que si me podía aclarar una duda.
Con todo el respeto del mundo, me autorizó. Le pregunté cuánto le costó el que tenía en el antebrazo izquierdo, y su respuesta me dejó anonadada al afirmar que el precio era de RD$12,000.00. Me dijo también que ese tipo era permanente, con agujas, y que los seres humanos soportan, pero el dolor es fuertísimo.
Al decirle que no entiendo cómo es posible que muchos jóvenes en el barrio, que pasan hambre, tienen gran parte del cuerpo lleno de diseños, respondió que esos eran temporales o de calcomanías, y su duración es de horas a días.
El tema realmente alcanza para escribir mucho, pero pienso que algunos jóvenes felices y llenos de hermosos diseños hoy, pueden tener una vejez bastante complicada, debido a que dentro de los muchos riesgos de esta moda tan llamativa, están los siguientes:
Infecciones, enfermedades tales con VIH y hepatitis, reacción alérgica a la tinta, inflamación y quemadura del tatuaje al someterse a una resonancia magnética, dolor y alto costo si desea quitar un tatuaje permanente.
Lo que hoy es una moda, mañana puede convertirse en una pesadilla. Lamentablemente, como decimos los dominicanos, para muchos, ya es tarde para ablandar habichuelas.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)