Es cada vez más notorio el crecimiento de movimientos migratorios irregulares, en diferentes partes del mundo, en las últimas décadas más y más personas se ven obligadas a mudarse de sus hogares por diversos factores económicos, políticos, sociales y ambientales, esto ha provocado que miles de migrantes hayan muerto o desaparecidos a lo largo de su trayectoria por las peligrosas rutas migratorias
Otros son víctimas de la proliferación del tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas, así como de discriminación y xenofobia, además estos migrantes irregulares son vulnerables a la violencia, la explotación y el abuso, la mayoría de las personas que deciden abandonar su país de origen de manera irregular sufren o son testigos de una falta de humanidad y una brutalidad indescriptible.
Estas acciones vienen de las manos de los traficantes, redes de trata, milicias y, en algunos casos incluso de los funcionarios gubernamentales, los migrantes irregulares a menudo viven y trabajan en la sombra, tienen miedo de quejarse y se les niegan sus derechos humanos y libertades fundamentales, lo que está estrechamente relacionado con leyes discriminatorias y con actitudes de prejuicio.
Un grupo particularmente vulnerable de los migrantes irregulares son los niños, niñas y adolescentes acompañados o no por un familiar, muchas veces abandonados, víctimas de maltratos, violencia sexual y crueles abusos, de los cuales en muchos casos no pueden defenderse y necesitan la protección del Estado y reales garantías de cumplir con los derechos universales de todos los niños y niñas.
La migración irregular es un asunto complejo que genera muchos desafíos, como la pérdida de vidas, abusos de derechos y serias tensiones sociales, por lo que se requiere una gestión eficaz de la misma que proteja y garantice derechos, mediante una fuerte cooperación internacional, que detenga los terribles abusos que desde hace mucho tiempo sufren los migrantes irregulares.
La migración irregular se ha politizado enormemente en muchos países, por políticos que ignoran y no reconocen las penosas situaciones que provocan su movilidad, las peligrosas rutas de su desplazamiento, las formas de explotación a que son sometidos por empleadores inescrupulosos y la violencia a que están expuestos por criminales grupos dedicados a la trata y tráfico de personas.
La dramática situación de la migración irregular, fenómeno que impacta a gran escala en la estructura y en las dinámicas sociales, económicas, políticas y sanitarias de los países involucrados, constituye un gran desafío para la administración de una correcta política migratoria que propicie una gobernanza de la migración basada en el respeto a los derechos humanos de los migrantes irregulares.
En respuesta al crecimiento de los movimientos migratorios irregulares, muchos países están considerando el control de fronteras como una solución, cerrar los puertos de entrada para impedir la migración, las deportaciones masivas y la construcción de muros fronterizos, frente a una migración irregular en crecimiento continuo que no se ha podido parar nunca en la historia de la humanidad.
Aunque el derecho internacional respeta totalmente la soberanía de los Estados para gestionar y proteger sus fronteras, sus políticas migratorias y el derecho que tienen los países de decidir quién entra o sale de su territorio, esto no puede significar bajo ningún concepto violación de los derechos humanos de los migrantes irregulares y de la asistencia humanitaria para resguardar su dignidad humana.
Asimismo, los migrantes irregulares tienen responsabilidades y obligaciones recíprocas con las sociedades que los acogen deben respetar la identidad cultural de los habitantes de esos Estados, las leyes y reglamentos del estado de derecho en cuyo territorio se encuentran, los migrantes irregulares no constituyen una excepción a estos sistemas jurídicos que engendran tanto derechos como deberes y compromisos.
También a aquellas que específicamente regulan la entrada y la estancia de los extranjeros, como, por ejemplo, los requisitos de visado, los derechos laborales y el retorno, la migración irregular en muchos casos es muy afectada por las políticas y los procedimientos, por lo que se hace necesario una gestión migratoria dirigida a la protección de las personas y a la creación de vías migratorias seguras y regulares.
Hay que hacer todo lo posible por lograr una migración segura ordenada y regular, para que, con una cooperación confiable de todos los países involucrados en la creciente migración irregular, se pueda aplicar una asistencia humanitaria real, con el objetivo de salvar vidas, aliviar el sufrimiento y resguardar la dignidad humana y la protección de los derechos humanos de todos los migrantes irregulares y sus familias.
Por Luis Fernández
El autor es político, escritor y comunicador