Un llamado a la reflexión sobre el bienestar social
En el año 2023, las siete compañías más grandes de Estados Unidos reportaron ingresos que superaron los $1.39 trillones, generando alrededor de $70.7 billones en ganancias. Estos números son asombrosos y reflejan el impresionante poder económico de estas corporaciones.
Sin embargo, en medio de este auge financiero, hay una realidad alarmante que no se puede ignorar: millones de estadounidenses enfrentan dificultades económicas significativas, a menudo luchando por cubrir los costos de tratamientos médicos esenciales como los de enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y cáncer.
La situación crea un contraste marcado entre la prosperidad de estas grandes corporaciones y las penurias que enfrenta gran parte de la población. El hecho de que muchas personas se vean obligadas a mendigar centavos para pagar por su atención médica es un reflejo de un sistema que, en muchos casos, prioriza las ganancias sobre el bienestar de los individuos.
Las empresas suelen utilizar tres palabras clave para justificar su enfoque: “Defender, Retrasar y Denegar”. Estas tácticas son comunes en la industria de la salud y los seguros, donde la burocracia y la aversión al riesgo pueden llevar a una negación de servicios que deberían ser accesibles. La defensa de políticas que priorizan los intereses corporativos a menudo resulta en la dilatación de procesos y la negación de tratamientos, lo que agrava el sufrimiento de quienes más lo necesitan.
Es fundamental cuestionar este modelo. La creciente brecha entre los ingresos corporativos y el bienestar de la población plantea interrogantes sobre la ética empresarial y la responsabilidad social. Las corporaciones tienen un papel fundamental en la sociedad, y su éxito no debería venir a expensas de la salud y el bienestar de las personas.
El llamado es claro: es hora de que tanto el sector público como el privado trabajen juntos para crear un sistema más equitativo y justo. Esto implica una revisión de las políticas de salud, un compromiso real con la responsabilidad social empresarial y un enfoque renovado en la atención al cliente, donde el bienestar humano esté en el centro de la toma de decisiones.
En conclusión, mientras las grandes corporaciones continúan prosperando, es imperativo que no perdamos de vista las necesidades de la población. La salud y la dignidad de las personas deben ser una prioridad, y es responsabilidad de todos —gobierno, empresas y ciudadanos— trabajar hacia un futuro donde el bienestar social sea tan importante como los balances financieros.
Por Nelson Rojas
El autor es activista comunitario y dirigente sindical. Reside en Nueva York