El pasado 5 de marzo del presente año, el expresidente Danilo Medina concedió una entrevista al programa radial, «El Sol de la Mañana». Durante su intervención, Medina hizo varias afirmaciones que, al ser contrastadas con hechos y declaraciones anteriores, evidencian serias inconsistencias que resultan preocupantes.
Al ser objeto de varios cuestionamientos por parte de los integrantes del panel, el expresidente Medina, lejos de lo que todos pudiéramos esperar, sencillamente niega lo que toda la sociedad, de alguna manera, daba por sentado, a partir de las publicaciones ofrecidas por los medios de comunicación.
El expresidente negó haber recibido una llamada del entonces secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, en relación con sus intentos de modificar la Constitución para buscar un tercer mandato.
Sin embargo, para nadie es un secreto que diversos medios nacionales e internacionales reportaron en su momento que Pompeo contactó a Medina para expresarle la preocupación de EE.UU. sobre la posible reforma constitucional. La negación actual de Medina contradice estos informes ampliamente difundidos.
Al ser cuestionado sobre las acusaciones que pesan sobre algunos de sus familiares, acusados de negociar con el Estado dominicano durante su mandato, Medina aseguró que siempre advirtió a su familia que no hiciera negocios con el Estado y que la responsabilidad de los contratos recaía en los funcionarios, no en sus parientes.
Durante su mandato, varios de sus hermanos fueron vinculados a procesos judiciales por supuesta corrupción al realizar negocios con el Estado. La afirmación de Medina parece desentenderse de estas situaciones, a pesar de las evidencias presentadas en su momento por el Ministerio Público.
Lo que llamó más poderosamente mi atención, quizás porque siempre he esperado que alguna autoridad dominicana admita alguna vez su error y asuma su responsabilidad, fue la respuesta del exmandatario a una de las preguntas puntuales del señor Manuel Cruz, sobre algún hecho del cual se arrepienta y quisiera cambiar de su mandato.
Medina, no solo declaró no estar arrepentido de nada de lo que pasó en su gestión de gobierno, si no, que repetiría todo lo sucedido durante su administración de la misma manera.
Su gobierno fue señalado por casos de corrupción y manejo ineficiente de recursos. La falta de autocrítica y reflexión sobre estos hechos resulta altamente preocupante y muestra una desconexión del ex presidente Medina con la realidad percibida por la ciudadanía.
Danilo Medina, aprovechó la tribuna de El Sol de la mañana, para criticar al actual gobierno por los problemas en el sector eléctrico, así como por el continuo endeudamiento en que han incurrido los perremeistas.
Durante la administración de Medina, la deuda pública aumentó significativamente y el sector eléctrico continuó enfrentando desafíos. Estas críticas parecen ignorar la herencia de problemas que su propio gobierno dejó en estas áreas.
Otra de las tantas negaciones del ex mandatario, es haber intervenido en la escogencia de Gonzalo Castillo, como candidato a la presidencia del PLD.
Negó haber intervenido en el proceso interno del Partido de la Liberación Dominicana para favorecer la candidatura de Gonzalo Castillo.
Pero resulta, que miembros destacados del PLD, como es el caso del fallecido Reinaldo Pared Pérez y Carlos Amarante Baret, denunciaron en su momento el uso de recursos del Estado para favorecer a Gonzalo Castillo, lo que contradice la afirmación de Medina.
Las declaraciones del expresidente Danilo Medina en el programa «El Sol de la Mañana», reflejan una preocupante falta de autocrítica y una tendencia a reescribir hechos ampliamente documentados. Es esencial que los líderes políticos asuman la responsabilidad por sus acciones y contribuyan a fomentar una cultura de transparencia y honestidad en la vida pública.
Por Daniel Rodríguez González