El bobo de hoy

Todas las cosas van evolucionando en el tiempo, y son diferentes de acuerdo a la clase social, por ejemplo: hace muchísimos años, cuando yo era pequeña, los niños de las personas muy pobres como yo, usaban, en lugar del biberón, una especie de tetera que colocaban en la boca de una botella, a lo que le llamaban mamila.

Mi madre me decía que, aun estando grandecita, ella me daba el seno, en ocasiones, a escondidas, por temor a que se burlaran de ambas, y que tan pronto dejó de hacerlo, yo me negué rotundamente a beber leche en ese artefacto.

Luego, las cosas fueron cambiando y los biberones estuvieron al alcance de todas las clases sociales, salvando la distancia de las marcas, ya que el producto varía si se trata de un “muchachito o un bebé”.

Igual sucedió con el bobo, el cual, como su nombre lo indica, contribuye a embobar a los infantes y a crear grandes traumas familiares, cuando, por alguna razón, este no aparece.

Como siempre, el diseño y la forma dependen de si el chiquito es riquito o muy pobre.

Actualmente, la tecnología ha entrado a casi todos los hogares y en el más remoto de los callejones, podemos encontrarlo.

El bobo de hoy, es como una especie de pandemia que aísla, divide e idiotiza…

Se llama Tablet.

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica
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