Las grandes metrópolis luchan contra las manecillas del reloj para lograr la vacuna que detendría una pandemia que ha infectado a más de 17 millones de personas y causado la muerte a más de 680 mil, además de provocar una crisis económica global sin referentes y que desatará los demonios entre las grandes potencias por el dominio del comercio mundial.
La covid-19 nació en Wuhan, China, a finales de 2019, y siete meses después su propagación condujo la economía global a una recesión, de la que solo la nación donde se declaró la pandemia ha podido superar.
Estados Unidos es todavía el epicentro de la covid19, su economía cayó durante el segundo trimestre de este año en un 32.9% del Producto Interno Bruto, y la tasa anualizada en un 8.4%, lo que significa una de las recesiones económicas más cruentas de las 47 que ha padecido desde 1858, incluidas las 12 acaecidas después de la Segunda Guerra Mundial.
A final de año la contracción económica de USA rondará el 4% del PIB, con pronóstico de recuperación para finales del primer trimestre de 2021, al tomar en cuenta el retorno a la nueva normalidad y que los mercados de recuperan.
La Unión Europea también se sumerge en recesión, incluidos España, Italia, Portugal, Grecia, Francia y Reino Unido, por lo que el Banco Europeo ha dispuesto de un rescate por 740 mil millones de euros, la mitad de los cuales no serán no reembolsables.
Las economías emergentes están sumidas en una crisis económica y sanitaria que por el momento no parece encontrar techo, como Brasil, India, Sudáfrica, Chile y Argentina, penurias que padecen en forma global Latinoamérica, África y el sudeste asiático. Rusia, aunque sumida también en una grave crisis económica no parece todavía con el agua al cuello.
Más de una potencia económica tendrán a final de año o inicios de 2021 la vacuna para detener la pandemia, con lo cual se reiniciaría la salida del pantano de la recesión mundial, meta que posiblemente no se conseguiría antes del 2022.
China emerge como la única potencia económica que ha superado los números rojos de su economía que cerrará este año con crecimiento positivo de un 1% del PIB, a pesar de que en su territorio nació la covid-19.
¿Permitirían Estados Unidos y la Unión Europea que Beijing aproveche la recesión mundial para afianzarse como primera potencia económica y tecnológica mundial? Es claro que no, pero el riesgo sería que el conflicto comercial se traslade al terreno militar.
El presidente Donald Trump enfrenta a China en el plano comercial y tecnológico, con algunos amagos en los terrenos diplomáticos y militares, como el cierre del consulado chino en Houston y el despliegue de portaviones en mares asiáticos. No digo más, sólo cruzar los dedos.
Por Orión Mejía