Hace unos meses, el mundo del básquet se estremeció a escuchar el crudo relato de Karl-Anthony Towns, una de las figuras de los Minnesota Timberwolves, quien sufrió la pérdida de su madre, primero, y luego de seis familiares más a causa del coronavirus.
Lejos de claudicar, la torre de 2.13 metros participó de la pretemporada junto a sus compañeros y este miércoles hizo su retorno oficial a la NBA ante los Detroit Pistons.
Una vez consumado el duelo en el Target Center de Minneapolis, el pívot fue una de las figuras más destacadas en la victoria por 111 a 101 de su franquicia con 22 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias, un robo y 2 tapones en 30 minutos.
En una noche tan emotiva para él por todo lo que significaba, decidió llevarse el balón del juego en memoria de su madre Jacqueline Cruz-Towns, murió el 13 de abril pasado a los 58 años. Y fue ahí que el basquetbolista de 25 años sorprendió con una dura declaración.
“Ese Karl murió el 13 de abril y no volverá. Estás hablando con el yo físico… Ese hombre del que estás hablando del 13 de abril o antes, no lo conozco. Él se quedó allí“, respondió ante la consulta de los periodistas sobre sus sentimientos por todo lo sufrido. Con esa frase, Towns dejó en claro el durísimo momento mental y afectivo que está pasando.
El periodista Jon Krawczynski, especializado en básquet y redactor de The Athletic, describió cómo vio al dominicano una vez finalizada la velada. “He cubierto Karl-Anthony Towns durante seis años. Nunca lo había visto acunar una pelota con tanta ternura y mirarla con tanta nostalgia como lo hizo con esta”, detalló sobre el momento en que el jugador tomó la naranja y se fue hacia el vestuario.
A finales de marzo, cuando la pandemia estaba en pleno ascenso en los Estados Unidos, la situación que atravesaba Towns se hizo viral en las redes sociales cuando él mismo compartió, entre lágrimas, su tristeza porque su madre había sido internada por covid-19.
“Su fiebre no bajaba y estaba muy incómoda. Además sus pulmones estaban cada vez peor, su tos también empeoraba y tenía problemas para respirar, por eso la tuvieron que poner un respirador”, reveló en aquel momento.
Unas semanas más tarde no solo se confirmó la muerte de su madre, sino que al poco tiempo también debió ver como su tío moría por el mismo virus. “Siento que la vida me ha endurecido y humillado. Vi muchos ataúdes en los últimos siete meses. Soy yo quien busca respuestas para tratar de mantener a mi familia bien informada y tomar todas las medidas necesarias para mantenerla con vida”, expresó el jugador en diálogo con ESPN.