No pretendo narrar aquí los sucesos que desembocaron en la creación de una República Independiente, proclamada hace 177 años. Esa es tarea de historiadores, pero deseo resaltar el contexto en el cual se produjeron tales acontecimientos.
Haití surgió como colonia y luego como Estado por la orden del rey de España Felipe III al gobernador de La Española, Antonio de Osorio, de despoblar la parte occidental de la isla para trasladarla a la parte cercana de Santo Domingo, entre 1605 y 1606, para detener el contrabando.
España estuvo a la saga de Francia e Inglaterra en la expansión y defensa de sus posesiones en América, África y Asia, lo que se atribuye a que la corona española acumuló riquezas, pero no desarrolló los fundamentos del capitalismo. Por eso, Haití quedó bajo el dominio francés.
Como consecuencia del atraso del capitalismo español, la mayoría de sus colonias padecían pobreza acuciante, que en el caso de La Hispaniola, fue tan profunda que esclavos y esclavistas abrevaban en las mismas fuentes de extremas limitaciones económicas.
Los esclavos haitianos se liberaron en 1804 del esclavista francés, y de paso crearon un difuso Estado Nacional que sus mentores pretendieron fuera a semejanza de Francia, con la figura del emperador, con lo cual el líder del movimiento quiso reencarnar al mismo Napoleón.
El Haití independiente no pudo desarrollar la cartilla capitalista porque las huestes de esclavos destruyeron la mayoría de los medios de producción, incluidos haciendas agrícolas, factorías e ingenios azucareros, como forma de evitar que los esclavistas retornaran al Poder.
Lo que sí mantuvo el vecino del oeste fue un ejército bien preparado y armado, revestido de una cultura imperial, que 18 años después de proclamada la emancipación y la independencia ocupó al Santo Domingo Español, bajo el argumento de erradicar una esclavitud inexistente en este lado de la isla.
Es en este contexto que un Duarte, con apenas 25 años de edad, crea la sociedad secreta La Trinitaria, el más novedosos instrumento político de América, emergido desde el corazón de una sociedad atrasada en términos económicos y sociales, a través del cual se motorizó el proyecto separatista e independentista.
En Haití, el concepto de independencia deriva de la emancipación de un pueblo esclavo, en Santo Domingo español, la separación no fue el propósito del proyecto febrerista, sino la creación de una Republica libre y soberana.
La empresa duartiana estuvo comprometida con la independencia, como lo demuestra la alianza táctica de los Trinitarios con el movimiento La Reforma en Haití, y de que una vez anexada la Patria a España afloró el movimiento restaurador, integrado en su mayoría por los mismos trinitarios.
Por Orión Mejía (orion_mejia@hotmail.com)