La Frontera entre Marruecos y España
La frontera entre Marruecos y España es una de las fronteras internacionales más pequeñas en el mundo, incluye tres posesiones españolas en el norte de África que son : las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta y la isla de velez, las tres hacen frontera con Marruecos, la más grande con una extensión de 9,6 km separa a Melilla de la provincia Marroqui de Nador, la segunda de 6,3 Km separa a Ceuta de la provincia Marroqui de Castillejos y la más pequeña de solo 85 metros de longitud separa al pueblo de velez del Peñon Velez de la Gomera.
En estos tres puntos fronterizos hay instalada una triple valla fronteriza (una valla de 10 metros, propiedad de España y una segunda de 2 metros, propiedad de Marruecos) Se trata de una triple valla de más de tres metros, con espino, alambres, concertinas, cámaras de videovigilancia y sensores de movimiento.
Una puerta prácticamente infranqueable, con el fin de impedir la inmigración ilegal y el contrabando comercial hacia España y la Unión Europea, sus principales pasos fronterizos son el de Beni Enzar, en Melilla, y el paso de El Tarajal, en Ceuta. Estos dos pasos son los únicos que permanecen abiertos las 24 horas del día los 365 días del año.
Durante muchos años, Marruecos ha sido un lugar de paso para los migrantes procedentes del norte y el oeste de África, que buscan empezar de nuevo una nueva vida en Europa.
En Marruecos según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hay unos 40.000 inmigrantes indocumentados de otros países, para poder penetrar a Europa desde África, la principal vía de entrada terrestre está en las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, ubicadas dentro del continente africano. Hasta allí, miles de personas tratan de saltar la cerca para poder conseguir entrar en el continente.
A pesar de todos los controles y de las vallas fronterizas, en el año 2019 más de 30.000 personas consiguieron cruzar las vallas, lo que para la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), se ha reducido «a costa de vulnerar sus derechos humanos”, los controles en las costas peninsulares hacen que las personas hayan dejado de intentar cruzar en bote y, ante la dificultad de cruzar las vallas, muchos migrantes subsaharianos tratan de acceder a España a nado. Un tramo difícil, como se recoge en el dato de que, entre principios de 2018 y el primer trimestre de 2019, murieron alrededor de mil personas.
En el año 2021 Más de 8.000 inmigrantes irregulares, entre ellos 1.500 menores, llegaron al enclave español de Ceuta desde el país vecino Marruecos, una cifra récord que va mucho más allá de las estadísticas, este hecho desencadenó una crisis migratoria y política inédita en la frontera, nunca antes había entrado de forma irregular un número tan alto de inmigrantes en tan poco tiempo, pocas horas después de que los migrantes empezaran a entrar en Ceuta, España aprobó una ayuda de 30 millones de euros, a Marruecos para vigilancia de la frontera.
La operación recuerda el acuerdo de Turquía con la Unión Europea por el que se le pagó para frenar la avalancha de migrantes en las costas europeas tras la Primavera Árabe y décadas de agitación y guerra en Afganistán y Siria.
Desde el 13 de marzo del 2020 Marruecos dispuso el cierre de estas fronteras ante la crisis del coronavirus lo que fue seguido por España, después el cierre continuó por la crisis diplomática entre Rabat y Madrid , el punto máximo de esta crisis migratoria ocurrió en el año 2021 cuando se produjo el cruce masivo de personas por las playas de la frontera entre ambos países en dirección a Ceuta y Melilla en España la mayoría de los cuales realizaron el trayecto a nado, lo que fue posible por la relajación de las medidas de control fronterizo de las fuerzas de seguridad marroquíes situadas en la frontera, que permitieron el paso de los migrantes.
Esto se debió al deterioro de las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos, a raiz de que España admitiera la hospitalización por razones humanitarias de Brahim Ghali líder del movimiento de liberación nacional del Sáhara Occidental Frente Polisario a un hospital español en La Rioja, el traslado del líder del Frente Polisario fue tomado como una ofensa por el Partido Justicia y Desarrollo (PJD) del primer ministro marroquí, Saadeddine Othmani, al considerar que era un acto «inaceptable» y que respondía a una «pura provocación» de España.
Al igual que otras regiones del planeta los migrantes se ven atrapados en medio de conflictos politicos que afectan la protección de sus derechos cuando logran llegar a estos puestos fronterizos, lo que ha quedado documentado en un informe de Amnistía Internacional que señala que , ’’las expulsiones sumarias y los abusos policiales, así como la dificultad en el caso de Melilla y la imposibilidad en el de Ceuta, de acceso por puestos fronterizos, hacen prácticamente infranqueable la entrada para personas refugiadas. Además, quienes lo logran deben afrontar la falta de condiciones adecuadas en los Centros de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), la discriminación por razón de nacionalidad y la falta de atención a grupos vulnerables’’.
El mencionado informe agrega que , “los derechos de las personas migrantes y de los refugiados no se respetan en Ceuta y Melilla, la organización Internacional denuncia que las ciudades autónomas son «un limbo», un territorio en el que no se garantiza la aplicación de la ley de la misma manera que en la península y en el que se producen de forma habitual violaciones de los derechos humanos, que incluyen también el cierre de fronteras para personas refugiadas de nacionalidad distinta a la siria, las restricciones a la libertad de circulación para los solicitantes de asilo y la falta adecuada de información para quienes buscan protección internacional, además de un sistema arbitrario de sanciones en los centros que puede llevar a su expulsión de los mismos’’.
Por otro lado, se producen expulsiones masivas y ‘en caliente’. Pese a estar prohibidas por el derecho internacional, en España se siguen realizando, sin garantías jurídicas y con uso excesivo de la fuerza, el organismo para los refugiados de las Naciones Unidas ACNUR, ha señalado con base a los instrumentos para la protección de los derechos humanos (como el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PDCP), el artículo 5 de la Carta de Banjul, y el artículo 5.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos), que “la expulsión o el regreso de una persona a un país donde hay motivos sustanciales para creer que enfrentará un riesgo real de tortura, tratos o castigos inhumanos o degradantes se hallan dentro del alcance de la prohibición de tales actos’’.
La situación en Ceuta y Melilla, dónde el acceso a la protección internacional presenta severas dificultades, es especialmente grave. Las políticas de fronteras se imponen ante la protección internacional de los derechos de aquellas personas en situaciones de vulnerabilidad, por lo que el acceso al procedimiento de asilo y a una migración segura, ordenada y regular no está siendo garantizado, lo que deja a los migrantes sin protección, por lo que en un Informe de la Comisión de Observación de Derechos Humanos (CODH) se plantea al gobierno español ,’’que respete los Convenios y Tratados Internacionales del cual es parte en materia de Derechos Humanos, que prohíben la práctica de la tortura y los malos tratos, así como la devolución de personas a estados de los que existen evidencias claras de que van a ser torturados o maltratados.
Hasta el pasado mes de Febrero habían entrado a España de manera irregular 7,319 personas, la gran mayoria marroquies cifra mayor que la del año pasado, esto ha bajado a partir del convenio entre España y Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia.
Este acuerdo, que entrará en vigor el 30 de abril, ha sido fruto del cambio de posición de España con relación al conflicto por el Sahara occidental entre Marruecos y el Frente Polisario, donde el gobierno español reconoce la posición de Marruecos para dotar de autonomía al Sáhara.
La gestión de los flujos migratorios y el control de las fronteras ha sido una de las piedras angulares del acuerdo que ha llevado a España a cambiar de posición”, el acuerdo establece la reapertura progresiva de los pasos fronterizos para los flujos de personas con plena seguridad y cumpliendo todos los requisitos sanitarios y la plena normalidad para el paso de bienes y mercancía a través de los respectivos puestos aduaneros de ambos países.
Los primeros en entrar y salir de Ceuta y Melilla serán los trabajadores transfronterizos, que viven en el país africano, pero llevan a cabo su vida laboral en las ciudades autónomas españolas. A su vez, los ciudadanos de la UE y aquellos menores marroquíes escolarizados en los centros de ambas urbes también podrán retomar la normalidad en sus estudios, por otra parte, se restablecerá, también de manera gradual, el transporte marítimo y la gestión de los espacios aéreos.
El proceso de reapertura concluirá con la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías, siempre contando con los sistemas aduaneros apropiados.
Ojala que todas estas medidas acordadas por ambos países sean beneficiosas para la protección de los migrantes y sus derechos , de modo que se ponga fin a los abusos y atropellos contra personas que solo buscan una mejor vida para ellos y sus familiares y que se ven obligados a tratar de salir de sus países de origen, porque en los mismos no tienen las oportunidades y facilidades que le permitan vivir una vida digna y segura que les permita transitar sin angustias y sobresaltos el camino del progreso y el bienestar.
Por Luis Fernández
*El autor es político y comunicador
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