Un cambio prometido que no ha llegado, empezando por eliminar la corrupción, en esta parte el presidente Luis Abinader se está quedando solo, sin estar cerca de abandonar el poder, el forcejeo es bien fuerte. El alza en todos los combustibles y productos de la canasta básica familiar y la delincuencia que se quiere adueñar del país.
Algunas cosas si y otras no, después de casi dos años de gobierno no pueden seguir echándoles todas las culpas a la pandemia o al PLD, respectivamente. Hay que entender al presidente, yo le entiendo perfectamente, pero lamentablemente, hay una población a quien dar respuestas.
Yo entiendo que el presidente nunca ha sido pobre y por tanto no puede entender lo que es acostarse sin comer nada durante un día. Eso señor presidente está sucediendo con muchos de sus conciudadanos que se encuentran en extrema pobreza en estos momentos, aquí no vale explicación ni culpas ni la guerra en Ucrania.
Al presidente le apasiona el turismo y el emprendimiento y eso está bien, tanto así que podemos decir que pasará a la historia como el presidente turismo o turista, o más bien, pasó un turista por la presidencia. Tal parece que no le interesa el desarrollo integrar del país, sólo el turismo y los negocios.
Hay sectores y hay “sectores”, el presidente da facilidades a inversiones para el turismo y a muchos otros inversionistas, en otras ramas empresariales y zonas franca, pero y aquí va el pelo al salcocho, no da casi ninguna a la diáspora, tanto que le gusta hablar de la diáspora. Es realmente ésta, después del turismo, el principal sustento de la economía del país.
La reforma de la Policía Nacional, el clavito en el zapato de los que se han sentado en la silla de alfileres de Balaguer para acá. Con Trujillo no, porque Trujillo era un dictador y usted también puede serlo, sólo tiene que cumplir la constitución y las leyes y hacerla cumplir, con eso bastará para que lo califiquen igual, pero no sé si está dispuesto a jugársela.
Al igual que con la Ley de Extinción de Dominio, aquí señor presidente, realmente hay que hacer sinceras las intenciones y pasar de los buenos deseo a los hechos, y ser real y efectivamente promotor y facilitador de esta reforma, y no sólo espectador y estar de acuerdo de la boca para fuera.
Después de todo, la aprobación de esta ley, y no de un despropósito, señor presidente, sería la espina dorsal de la tan pregonada lucha contra la corrupción, compromiso del ¨cambio¨ que le permitió vencer a los peledeistas y llegar a la Presidencia de la República.
La mejor de las suertes, le deseo en verdad señor presidente, en realidad no quiero pensar que se encuentre en la hora y momento equivocado, en la historia de nuestro país. Ojalá logre borrar el estigma que se tienen bien ganado los de su estirpe partidaria, eso de que no saben gobernar.
Por Ebert Gómez Guillermo