El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva confirmó el pasado mes de mayo, que intentará volver al poder en Brasil con las elecciones del mes octubre de este año, afirmando que, «estamos dispuestos a trabajar no solo por la victoria el próximo 2 de octubre, sino para la reconstrucción y transformación de Brasil, que será mucho más difícil que ganar la elección».
El exgobernante ha logrado y sumado a su causa a todas las fuerzas progresistas brasileñas, con el objetivo de crear un frente lo más amplio posible capaz de enfrentar a los partidos de derecha y ultraderecha que están con el actual presidente Jair Bolsonaro, que a pesar de dirigir un gobierno en crisis intentará de nuevo renovar su mandato presidencial.
El ex presidente LuLa habría señalado a principios de año que no podía presentarse como candidato presidencial sin construir primero un amplio movimiento para agrupar a quienes están comprometidos con la reconstrucción del país y su democracia y esto lo ha venido logrando con la creación de una gran coalición que apoya su candidatura.
Esta coalición que lleva el nombre de Vamos Juntos por Brasil, reúne a siete partidos políticos y siete centrales sindicales, así como a movimientos sociales como el de los Sin Tierra (MST), los partidos políticos son, Partido de los Trabajadores (PT), partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Comunista de Brasil, el Partido Verde, Solidaridad, los ecologistas de Rede y el Partido Socialismo y Libertad.
Esta fuerte y poderosa alianza de izquierda y centroizquierda, se pretende agrandar con otros sectores de la política brasileña y del movimiento social, para garantizar el triunfo electoral y hacer realidad lo dicho por Lula da Silva, «Queremos volver para que nadie nunca más ose desafiar nuestra democracia y para que el fascismo vuelva a las cañerías de la historia de las que nunca debería haber salido».
Cuando Lula dejo la presidencia en 2010, Brasil estaba en una situación de crecimiento económico y era una potencia emergente respetada, el hambre se había disminuido al minimo en 2014, su Gobierno está considerado el mejor que hubo en Brasil, ha sido el mejor momento de inclusión social, de universidades, de aumentos de empleo y sueldo, los pobres y más humildes también conquistaron la ciudadanía.
Hoy por el contrario el presidente Jair Bolsonaro le ha dado un vuelco a esa situacion, en Brasil hay más desempleo e inflación, el hambre que había disminuido en numeros importantes volvió con mucha fuerza, todos los logros del gobierno de Lula se han desmantelado y para colmo el manejo de la pandemia por el gobierno a sido calificado por Medicos sin frontera como la peor respuesta del mundo al covid-19.
Bolsonaro ha llevado a que su gobierno sea repudiado por su pésimo historial ambiental y su desprecio por los derechos humanos, los aumentos de precios de los combustibles y la energía han alcansado máximos históricos, datos de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) mostraron en diciembre de 2021 que siete de cada diez brasileños eran pesimistas respecto al futuro económico del país.
El presidente de la nación más grande del continente, siempre ha sido despreocupado para abordar los problemas reales del pueblo brasileño, su gobierno ha estado al servicio de su agenda extremista de ultra derecha desdeñando la pandemia y atacando el sistema democrático, su aislamiento en el escenario internacional y la ineptitud del gobierno, , reflejan que Bolsonaro representa una amenaza para el sistema democrático.
La candidatura del expresidente Lula es una esperanza para que el pueblo brasileño deje atrás esta etapa de retroceso que le ha tocado desgraciadamente vivir, es una oportunidad para reencausar el país y salir de líderes autoritarios que no entienden los problemas sociales, que se preocupan más por su propio poder y sus caprichos que por el país y su población.
En un momento de anomalía y dificultades en la política mundial, es preciso lograr que cambie la situación del pueblo brasileño y aprovechar el inmenso legado de los gobiernos anteriores del ex presidente Lula da Silva (2003-2010), quien con su vasta experiencia de Estado y su gran amor al pueblo, de seguro hara posible hacer mucho más para que Brasil se recupere y marche por nuevos senderos.
Los últimos sondeos otorgan al ex presidente Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) cerca de un 45% de la intención de voto, frente al 30% que obtendría Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, en los comicios del próximo 2 de octubre, de seguir esta tendencia Brasil retomaría la senda de la normalidad democrática.
Lula quien recuperó sus derechos políticos en marzo de 2021, cuando la Corte Suprema anuló por persecución política las dos sentencias que pesaban en su contra y por las que llegó a pasar 580 días en prisión, ha lanzado su candidatura presidencial la que ha llenado de optimismo e ilusión a grandes sectores del pueblo brasileño y de América Latina que recuerdan como mejoró la vida de los pobres de Brasil.
El expresidente Lula da Silva al rememorar esos momentos ha dicho, ‘si yo no estuviera vinculado al movimiento sindical, a la sociedad más pobre de Brasil, si el PT no hubiese sido un partido organizado, me hubiesen destruido. He sido arrestado. Pero estoy aquí, con la cabeza erguida, con la misma disposición, de cumplir nuevamente la batalla contra el hambre’’.
Los latinoamericanos estamos pendientes del proceso brasileño, conscientes de que el pueblo de Brasil sobrevive hoy al gobierno más desastroso y cruel de su historia, representando Lula las legítimas aspiraciones de un pueblo que aspira a su reconstrucción y a nuevos caminos que lo conduzcan por la soberanía, el desarrollo, la justicia e inclusión social, la democracia y el respeto al medioambiente.
La fortaleza y la unidad de la gran alianza vamos juntos por Brasil, es una garantía de que el conjunto de las fuerzas políticas progresistas, obtendrán una contundente victoria con la candidatura de Lula da Silva, lo que se traducirá en nuevos tiempos para Brasil y para toda América Latina.
Por Luis Fernández
*El autor es político y comunicador