Los discursos que incitan a la violencia y la discriminación, que socavan la cohesión social y la tolerancia, causando daños psicológicos, emocionales y físicos a las personas, están aumentando en todo el mundo y su efecto devastador e impacto son mayores que nunca a causa de las nuevas tecnologías, convirtiendo el discurso de odio en uno de los métodos más frecuentes para difundir retóricas e ideologías divisorias a escala global.
En todo el mundo se observa una preocupante oleada de xenofobia, discriminación, racismo e intoleranca, las redes sociales y otras formas de comunicación se están explotando como plataformas para el fanatismo. El discurso público se está convirtiendo en un arma para obtener beneficios políticos, con una retórica incendiaria contra las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres y cualquier «otro».
La realidad es que todos los días miles de personas publican en sus redes sociales gran cantidad de contenido lleno de odio y de amenazas que incitan (a veces de manera explícita) a la violencia en contra de las poblaciones migrantes y de otros grupos humanos vulnerables, lo que es una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social, la dignidad humana, la igualdad y la paz.
Ante esta grave situación el silencio y la apatía, no es una forma responsable de hacer frente a los que pregonan el odio entre seres humanos, es necesario que rechacemos el odio, tal como lo dice el Departamento de Justicia de los Estados Unidos “los insultos pueden escalar al acoso, el acoso puede escalar a las amenazas y las amenazas a la violencia física”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó en Mayo del 2019 su «Estrategia y plan de acción sobre el discurso del odio», que busca fortalecer las acciones de la ONU contra las raíces del mismo y sus respuestas institucionales al impacto que este genera en las sociedades, además de que socava los principios y objetivos fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas.
La ONU ha asumido su responsabilidad al lanzar esta «Estrategia y plan de acción sobre el discurso del odio, se trata de la primera iniciativa diseñada para abordar este tema a través de un marco esencial sobre cómo la Organización puede apoyar y complementar los esfuerzos de los Estados, la estrategia enfatiza la necesidad de contrarrestar el odio de manera integral con pleno respeto por la libertad de opinión y expresión.
Basada en esa estrategia la ONU declaro mediante resolución el dia18 de junio como día Para Contrarrestar el Discurso de Odio, el cual se conmemoro por primera vez en este año 2022, en julio de 2021, la Asamblea General de la ONU mostró su preocupación sobre “la propagación y proliferación exponenciales del discurso de odio” en todo el mundo.
La organización en esa fecha adoptó una resolución para “promover el diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales para contrarrestar el discurso de odio”, la resolución reconoce la necesidad de acabar con las retóricas discriminatorias y xenófobas y llama a todos los actores relevantes, incluidos los Estados, a aumentar sus esfuerzos para abordar este fenómeno, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos.
A lo largo de esta jornada, las Naciones Unidas invitaron a los gobiernos, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y las personas a realizar eventos e iniciativas que promuevan estrategias para identificar, abordar y contrarrestar el discurso de odio, ya sea como Estados miembros, sector privado, medios de comunicación, empresas tecnológicas, líderes religiosos, educadores y sociedad civil.
El impacto del discurso de odio atraviesa numerosos enfoques en las Naciones Unidas: desde la protección de los derechos humanos y la prevención de crímenes atroces hasta el mantenimiento de la paz, el logro de la igualdad de género y el apoyo a los niños y los jóvenes, la lucha contra el odio, la violencia y la discriminación están en el corazón de la misión de la Organización de las Naciones Unidas.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió sobre el peligro del discurso de odio para las personas, y reiteró que «combatirlo ha de ser una tarea de todos», en el marco del Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio, el funcionario hizo “un llamado a la acción. Comprometámonos una vez más a hacer todo lo posible para prevenir el discurso y acabar con él, promoviendo el respeto a la diversidad y la inclusión”.
Además, el representante de la ONU refirió que este tipo de postura promueve el racismo, la xenofobia y la misoginia, deshumaniza a las personas y a las comunidades, y perjudica los esfuerzos para promover la paz y la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
Asegurando que, uno de los espacios que pueden potenciar los discursos de odio y las violaciones a los derechos humanos es el virtual, en el cual “Internet y los medios sociales han sobrealimentado el discurso de odio y permitido que se extienda, cual incendio abrasador, a través de las fronteras”.
El discurso de odio conlleva graves peligros para la cohesión de una sociedad democrática, la protección de los derechos humanos y el Estado de derecho, deberían servir para proteger a las personas y a los grupos de personas vulnerables, lo que se debe lograr con la participación y el compromiso de una gran diversidad de actores privados y no gubernamentales, además de actores públicos.
El discurso del odio debe ser enfrentado en todo momento y ser abordado para prevenir los conflictos armados, los crímenes atroces y el terrorismo, poner fin a la violencia contra las mujeres, la persecución religiosa, étnica y racial, asi como otras graves violaciones de los derechos humanos, promoviendo sociedades pacíficas, inclusivas y justas, donde reine la convivencia pacífica.
Promoviendo la educación en valores que respeten los derechos humanos de las personas, la diversidad, la no discriminación, apoyando la inclusión y la tolerancia a través del diálogo, de modo que se aumente la conciencia, se podría combatir el discurso de odio que tanto daño hace a nuestra sociedad y a los grupos más vulnerables y marginados.
Por Luis Fernández
El autor es político y comunicador