RAYÁN, Qatar (AP) — Luka Modric saludó eufóricamente a cada uno de sus compañeros croatas tras el que pudo ser el último partido del genial mediocampista en una Copa del Mundo.
Aturdidos por el resultado, algunos de los jugadores de Marruecos se pusieron de rodillas. Otro fueron a reclamarle al árbitro.
¿Acaso no era un partido insignificante?
Croacia acabó llevándose el tercer lugar del Mundial tras vencer el sábado 2-1 a Marruecos en el estadio Jalifa Internacional.
“Fue como haber ganado el oro”, dijo seleccionado croata Zlatko Dalić, cuyo equipo sucumbió ante Francia en la final hace cuatro años.
Fue la segunda vez que Croacia se lleva el tercer puesto. También alcanzó esa posición en su primer Mundial como nación independiente en 1998.
La final entre Francia y Argentina se jugará el domingo en el estadio Lusail.
El duelo por el tercer lugar es visto con desdén por sus protagonistas, una exhibición sin nada importante en juego.
Walid Regragui, el técnico de Marruecos, lo describió como un “premio de consuelo” en la previa. Pero el trámite fue de dientes apretados entre dos naciones que excedieron las expectativas en Doha.
Sin embargo, cuando el silbatazo final marcó el cierre del histórico torneo de Marruecos, la decepción fue palpable.
También el deleite en los rostros de los croatas.
Con 37 años de edad y una rica colección de títulos ganados con el Real Madrid, Modric era pura felicidad al recoger su medalla de bronce.
“Esta medalla es muy importante para nosotros, para mí, para la selección nacional de Croacia. “Confirmamos con esta medalla que Croacia tiene presencia importante en el mapa del fútbol. Nos vamos de Qatar como ganadores”.
Mislav Orsic firmó el gol decisivo poco antes del descanso para darle una despedida triunfal a Modric, en caso que este fue su último partido en un Mundial.
“Es cosa de ir paso a paso, y continuaré al menos hasta la Liga de las Naciones y luego ya será”, dijo Modric sobre su futuro.
Josko Gvardiol adelantó a Croacia a los siete minutos, pero Achraf Dari apenas dos después.
Después de convertirse en la primera selección africana en alcanzar las semifinales en un Mundial, Marruecos cerró con un par de derrotas. Pero los logros del equipo en Qatar dejaron una huella imborrable y despertaron el orgullo en el mundo árabe.
“Desde luego que estamos decepcionados, pero al levantarnos mañanas vamos a valorar lo mucho que hemos conseguido”, dijo Regragui. “Teníamos una ínfima posibilidad de ganar el Mundial al comienzo y quedamos entre los cuatro mejores. Enfrentamos a varias de las potencias del fútbol mundial”.
“Estamos entre los cuatro mejores del mundo y se me decían antes del Mundial que Marruecos sería la cuarta, lo aceptaba sin titubear”, añadió.
El esfuerzo físico de las últimas semanas se hizo notar al promediar el segundo tiempo cuando ambos equipos debieron realizar múltiples cambios por jugadores lesionados o mermados. Los marroquíes no se amilanaron y buscaron el empate hasta los último.
Estos equipos ya habían empatado 0-0 al debutar en la fase de grupos y alcanzaron las semifinales gracias a defensas impenetrables, acumulando seis partidos entre sí en los que no encajaron goles.
Quizás sueltos al disputar un partido de menor relevancia, los goles no tardaron. Otro factor, en el caso de Marruecos, fue que su defensa quedó menguada por las bajas de tres titulares de su defensa: Romain Saiss, Nayef Aguerd y Noussair Mazraoui.
El impacto de esas ausencias se hizo notar cuando Croacia abrió la cuenta con una definición de palomita de Gvardiol. En una jugada preparada, Ivan Perisci peinó el tiro libre hacia el corazón del área y el central croata se encargó del resto.
La réplica de Marruecos fue inmediata. Lovro Majer redireccionó inocentemente el tiro libre de Hakim Ziyech y Dari apareció libre en el área para el cabezazo picado que niveló el marcador.
Croacia restableció la ventaja a tres minutos del descanso.
Desde el costado izquierda del área, Orsic recibió de primera un balón y lo depositó en el ángulo superior con una exquisita comba. El arquero marroquí Yassine Bounou alcanzó a rasguñar la pelota, pero sin poder parar la trayectoria hacia la red.