En un planeta globalizado, donde las sociedades todas están permeadas por atributos inmorales que destrozan la sana convivencia humana y la conformación de generaciones lo más correctas posibles, sería ideal que los padres y tutores aprendieran a utilizar los buscadores en la red como elemento auxiliar para la crianzas de los hijos.
Decimos eso partiendo de una serie de acciones en los niños, niñas y adolescentes que las asumen por modismo, imitación, rebeldías y hasta por inestabilidad emocional que genera la indefinición de su personalidad, ya que adolecen de la experiencia o madurez mental suficiente para identificar lo que es bueno o es malo.
Dentro de acelerado diario vivir que nos toca a los padres, léase bien, padres, en su forma original socialmente correcta, se hace urgente la identificación y corrección a tiempo de acciones desviadas de buen comportamiento que los niños, niñas y adolescentes desarrollan porque no existe una supervisión adecuada y sincera sobre estos.
Estas acciones desviadas se manifiestan de varias maneras. Gesticulaciones, vestimentas, uso de prendas y accesorios de vestir, entre otras tantas formas que algunos hacedores de opinión y tratadistas de la conducta humana, adjudican a una “Agenda Mundial” que impulsan todas esas inconductas que van contra las leyes naturales o humanas, especialmente en lo relativo a la moral.
Realmente, no es que criemos santos, porque sería mucho pedir. Pero sí seres humanos socialmente moldeados por las buenas costumbres.
El problema para adoptar la buena crianza en estos tiempos, para aceptar la intermediación de los buscadores en la red que nos indican el significado del comportamiento de los hijos en su proceso de crianza, es que la dejadez, irresponsabilidad y la ceguera maternal o paternal que no permiten ver la realidad, hacen que se desarrollen esas inconductas que luego generan lamentaciones y rechazos por lo que se dejó crecer, ya sea por la razón que fuere.
Algunos nos catalogaron de chapado a la antigua, y hasta de homofóbico, pero no es así. Somos creyentes firme y temeroso de la voluntad de Dios Todopoderoso en sus tres divinas personas, no nos oponemos a que cada cual sea como entienda que quiere ser, siempre y cuando tenga la edad suficiente de discernir sobre lo bueno y lo malo, que no sea fruto del sonsacamiento perverso que lamentablemente pulula en todas las esferas sociales.
Concluyo por ahora con una reflexión sencilla: Denle tiempo de calidad a sus hijos, no lo sobreprotejan, quítense la venda de los ojos para que observen la realidad, llámele la atención sin necesidad de violencia, pero con firmeza. En pocas palabras crie realmente a sus hijos, no lo deje a “buena de Dios”, o al entorno, para que luego no se ponga las manos en la cabeza y se haga interrogantes sobre los resultados no deseados.
Por Luis Aníbal Medrano S. (luisanibal.medrano@gmail.com)
*El autor es periodista, municipalista y político.