La idea de un Estado Dominicano consigue su primera idea con la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, hay que agregar, ayudado por los gringos en su primera intervención al país en 1916. Con este nacen, toman forma y estructura las principales Instituciones conocidas en la actualidad.
No obstante, la idea de un Estado como tal sólo existió en la dictadura, para reprimir, robar y matar, dentro y fuera del país, exceptuando el gobierno de siete meses del Profesor Bosch, luego de ahí, todo el vivo en esta media isla hace y ha hecho lo que le da la gana y a su antojo.
Los dominicanos vivimos como chivos sin ley desde entonces, sobre todo por el mal ejemplo de la elite gobernante. Es el caso de la clase empresarial por ejemplo, en la industria, el comercio y los servicios, por un precio muy alto dan una cantidad y calidad limitada.
El caso del comercio en mercados y supermercados venden a la calidad y precios que les acomode. Un mismo producto agrícola, agroindustrial o de manufactura local, por poner un ejemplo, tiene un precio muy distinto entre un establecimiento y otro.
Brindan malos servicios sin que ninguna instancia oficial intervenga de manera real y efectiva en favor de los derechos de los usuarios y empleados de las mismas empresas. No hay ni existe ningún control real y efectivo de las instituciones que están y tienen que velar por el precio versus calidad de los productos.
Tales situaciones provocan dos principales males que afectan directamente al ciudadano, por un lado el alto costo de la vida y el mal ejemplo de la corrupción en las instituciones y las elites empresariales.
En 2001 llega la ley de seguridad social, 20 años después los banqueros y aseguradoras privadas se han alzado con todos los beneficios, mientras los enfermos, pensionados y envejecientes mueren prácticamente en la indigencia.
Los servicios de salud son precarios y limitados, peros las cuentas personales y edificios corporativos de los banqueros y dueños de las aseguradoras son enormes y lujosos. Está demostrado, se puede ver y apreciar, los fondos de pensión benefician de manera muy injusta.
Benefician mucho más a quienes administran que a sus legítimos propietarios. Mientras las administradoras construyen lujosos edificios corporativos y engordan sus cuentas bancarias personales, el dueño de un fondo de pensión muere enfermo y sin un hogar para él y su familia.
Existen muchas trabas y dificultades para que el dueño legítimo de un fondo de pensión pueda acceder a los beneficios del mismo, así mismo los servicios y coberturas de las aseguradoras de salud son bastante restringidos.
Otra triste historia bien conocida es la que tiene que ver con las empresas dedicadas a servicios de electricidad y telecomunicaciones, son otro talón de Aquiles de los cuales el Estado Dominicano forma parte directa.
Al igual que otros servicios básicos como educación, transporte, alimentación, agua potable, etc. A medida que la población ha crecido, las respuestas por parte de los diferentes gobiernos han sido y siguen siendo deficiente.
El servicio de transporte público es un caos, los empresarios que intervienen, a pesar de los subsidios con que se benefician por parte del Estado, cobran a su antojo a los usuarios. No hay certidumbre hacia donde nos dirigimos como sociedad y país.
En la actualidad cada gobierno tiene sus corruptos favoritos, nunca se han juzgados los crímenes cometidos durante la dictadura ni durante los 12 años de Balaguer, tampoco ha existido una “comisión de la verdad” que investigue crímenes y desapariciones recientes, muy de moda en estos días.
Se sabe que, en algún momento como país y Estado, tendremos que levantar los pies y apegarnos a respetar el imperio de las leyes existentes, como hacemos los dominicanos al llegar a los Estados Unidos, así como a otros países, donde lo primero que notamos al llegar es que hay orden y se hacen cumplir y respetar las leyes.
Quizás debamos copiar de esos países a los que tanto admiramos, han llegado a ser lo que son, porque conocen el precio de cada error cometido en el pasado, nosotros no. Siempre es de sabio aprender de los errores ajenos.
Se supone que, como dominicanos, independientemente de los problemas y la sobrepoblación que tenemos del vecino Haití, tendremos que superar el desorden, por encima de intereses foráneos.
Hay que aspirar a restablecer lo que debe ser un Estado/País, donde sin tener que volver a una dictadura, pero si donde se cumplan y hagan cumplir el imperio de las leyes existentes, sin distinción, desde el más encumbrado hasta el más humilde.
“En orden se crece, en desorden se desaparece”. A los únicos que les conviene que sigamos como chivos sin ley es a los que siempre se han beneficiado, siguen y quieren seguir así, por los siglos de los siglos Amén. Ya veremos el día y el gobernante que se case con la gloria y la historia, esperemos no sea muy tarde.
Por Ebert Gómez Guillermo