Los Brooklyn Nets dieron el esperado campanazo del año, siendo finalmente el destino elegido por los Houston Rockets para traspasar a un disconforme James Harden. A cambio, en un movimiento que también incluyó a Indiana y Cleveland, los de Steve Nash se desprendieron de Jarrett Allen, Caris LeVert, Taurean Prince, cuatro picks de 1° Ronda y cuatro chances de swaps de picks con Houston.
Un paquete enorme, pero que los neoyorquinos creyeron adecuado para sumar a uno de los jugadores más desequilibrantes en ofensiva de todos los tiempos.
El canje todavía está fresco y a todos nos llevará su tiempo ir encontrando diferentes puntos de análisis que deja cada parte del movimiento. Sin embargo, ya aparecen algunas conclusiones rápidas que nos ayudan a ordenar las ideas y aclarar el panorama. Repasemos cinco de ellas.
Una manta de seguridad
El primer análisis importante para hacer es que Brooklyn suma una segunda estrella para acompañar a Kevin Durant, pensando en los interrogantes que ha despertado la situación de Kyrie Irving. La realidad es que el base lleva varios días ausente sin dar precisiones sobre los motivos de su baja y se desconoce cuándo regresará a la acción.
Obviamente que si eso sucede más pronto que tarde, mejor para los Nets, pero en caso de que el ex Boston siga alejado de las canchas, los de Steve Nash tienen otra pieza determinante como para mantenerse lo más competitivos posible.
El detalle no es para nada menor, si tenemos en cuenta que por diferentes motivos, Irving ha jugado solo 27 de los 80 partidos posibles de Brooklyn, desde que se unió a la franquicia para la 2019-2020. Ante el total desconocimiento de cuánto durará su decisión de no formar parte de la acción, la presencia de Harden le trae tranquilidad a los neoyorquinos.
Al punto que aunque no se espera que eso suceda, podría incluso ser suficiente como para ser un equipo peligroso en Playoffs, sin necesitar a esa tercera figura. Así de talentosos son KD y La Barba.
Cambio de rol para Harden
Aún cuando solo comparta cancha con Kevin Durant y sobre todo ante el eventual regreso de Kyrie Irving, está claro que el rol de James Harden cambiará con respecto al que nos tenía acostumbrado en Houston. Si bien en los últimos años lo hemos visto compartir la bola con otros talentos como Chris Paul, Russell Westbrook o recientemente John Wall, lo cierto es que los Rockets tenían un equipo armado en función de las características del ex Oklahoma City. Algo que por nombres e idea de Steve Nash parece muy difícil que se repita en este caso.
Harden tendrá que adaptarse a un circuito de juego y por primera vez desde su salida del Thunder, reconocer que no será la primera opción ofensiva del equipo. Ese honor le corresponderá lógicamente a Durant, quien en estos partidos ha demostrado estar muy cerca de la versión que lo llevó a ser considerado por muchos como el mejor jugador del mundo al momento de su lesión en el 2019.
¿Podrá adaptarse Harden a ese cambio de estilo? En la respuesta a esta pregunta probablemente recaigan las chances de Brooklyn de conseguir sus objetivos más importantes de la 2020-2021.
Desprotección en la pintura
Uno de los daño colaterales del traspaso por Harden tiene que ver con lo desprotegido que ha quedado Brooklyn en cuanto a su juego interior. Al punto que DeAndre Jordan es hoy el único interior natural que tienen disponible en el plantel, más allá de que Jeff Green ya tiene cierta experiencia jugando como pivote en formaciones pequeñas (incluso junto a Harden en la 2019-2020 de los Rockets).
De todas formas, la salida de Jarrett Allen debería doler y mucho. El joven estaba teniendo una campaña de despegue, ganándole claramente la pulseada a Jordan por la titularidad y consolidándose como un jugador tremendamente rendidor y complementario a las figuras del equipo. El presente de DeAndre, quien solo promedia 4,1 puntos en 17,1 minutos por encuentro, bien sabemos que es muy diferente.
Las alternativas para los Nets ahora son básicamente dos: quedarse con Jordan y jugar el resto de los minutos con aleros grandes como Durant o Green como pivotes, o salir al mercado a buscar algún refuerzo. Lo segundo parece ser bastante más probable, sobre todo teniendo en cuenta que tienen tres espacios libres en su roster, todavía con su mid-level de 5,7 millones disponible.
Interrogantes en la banca
Así como la salida de Allen desprotege la pintura, el traspaso de Caris LeVert despierta muchos interrogantes sobre la segunda unidad del equipo. Sobre todo porque la misma estaba diseñada de acuerdo al talento creativo de LeVert, quien solía tomar casi todas las decisiones en esas alineaciones de relevos. Hoy ya no contarán con ese lujo.
Con una formación inicial ideal que se proyecta con Irving, Harden, Harris, Durant y Jordan, Brooklyn tendría como suplentes principales a Landry Shamet, Timothe Luwawu-Cabarrot, Jeff Green y Bruce Brown. Algunos jugadores sólidos, pero lejos del poderío de otros de los contendientes de la competencia. Veremos si para no sufrir tanto en ese sentido traen desde el banco a Harris, quien ya ha salido como suplente en varios juegos de esta temporada.
All-in en el corto plazo
El último punto es el más claro y sencillo de entender: el movimiento es una clara apuesta al corto plazo por parte de Brooklyn, traspasando cuatro picks de 1° Ronda más otros cuatro posibles swaps con los Rockets. Si el Big 3 responde a la altura de lo esperado, esto no será un problema mayor… pero si algo sale mal, la franquicia tendrá un margen de maniobra mínimo como para reconstruirse. Un todo o nada a las próximas campañas, recordando que Kevin Durant ya tiene 32 años y James Harden 31.
Por Juan Estevez / es.nba.com