El nombre de Eric Scott Esch (Atlanta, 1966) es probable que no le diga demasiado al público en general. Sin embargo, si hacemos referencia a Butterbean la cosa cambia radicalmente. El carismático púgil de los pantalones con la bandera de Estados Unidos desapareció del mapa boxístico allá por 2013.
Desde entonces su vida ha cambiado mucho y a los 55 años quiere un último baile, para el cual incluso ya tiene un par de rivales con los que le gustaría compartir ring. Perdón, a los que le gustaría noquear.
«No soy un boxeador típico. Salgo a pelear, quiero noquear a alguien. Jake Paul o Mike Tyson», lanzó el guante Butterbean en una entrevista reciente para The Sun. El legendario púgil ha llevado a cabo una estricta dieta y se ha puesto en forma gracias a su participación en un programa televisivo, y está dispuesto a ampliar su récord de 58 KOs que tiene en su carrera boxística. «Jake Paul habla demasiado, nunca ha luchado contra nadie de verdad. Me encantaría pelear con él, pero creo que a la gente le gustaría verme a mí y a Tyson».
Estamos hablando de uno de los combates más mediáticos de la historia que nunca llegó a materializarse. El Tyson vs. Butterbean estuvo a punto de llevarse a cabo en una ocasión, pero el boxeador de Atlanta no estaba listo para enfrentarse a ‘Iron Mike’.
«Estaba en un lugar oscuro en aquel momento. Ahora ya estoy bien y estoy listo. Mike Tyson está en gran forma y sería una gran pelea. Ambos vendríamos a pelear. Mike no va a huir de mí. Ahí estaría su gran error», recalcó.
Y es que Butterbean no fue un cualquiera. Aunque algunas generaciones le recordarán por sus coqueteos con las artes marciales mixtas (MMA) y la lucha libre profesional, el boxeo fue su hábitat natural por mucho tiempo. Disputó un total de 91 combates, ganó en 77 de ellos (58 KOs), perdió en 10 y protagonizó 4 nulos. Pero lo que es todavía más llamativo, firmó una racha de 52 peleas consecutivas sin ser derrotado. Pero entonces, llegó la oscuridad.
«Pasé por una etapa en la que estaba viendo el final de mi vida. No es que me fuera a suicidar, pero estaba deprimido y tenía mucho sobrepeso. No sabía si me quedaban un par de años de vida o no», confesó el púgil.
«Acepté el desafío de aceptar una docuserie o un reality show con [el luchador del wrestling] Diamond Dallas Page y ahí he estado los últimos cuatro meses».
Un tiempo en el que Butterbean no sólo se ha puesto en forma, sino que ha sufrido un cambio físico y mental espectacular. Nada que ver con el púgil que llegó a pesar más de 230 kilos y que ahora, por el contrato televisivo que firmó, no puede revelar la barbaridad de peso que ha perdido.
«Estoy en la mejor forma que he estado en mi vida. Estoy en mi peso más bajo en este momento. De hecho, nunca he peleado con este peso», dice.
Aunque no todo está en el peso. Butterbean es un hombre nuevo, alejado de los fantasmas que le arrastraron a ese callejón sin salida del que finalmente encontró la forma de escapar. Unos fantasmas en forma de depresión, pero también de una adicción que le cambio la vida, por muy extraño que pueda parecer.
«Mi adicción nunca fue realmente a las drogas, pese a que no negaré que alguna vez las tomé. Será honesto. Mi adicción fue al sexo y fue una locura», confesó Butterbean. «Mi esposa lo sabe, así que puedo hablar de ello libremente. Fue algo realmente malo, pero lo he superado. Ahora estoy orgulloso de poder decir que soy muy fiel y que no tengo que salir a buscarlo. Estoy bien».
Su vuelta al ring no sería más que la confirmación de que la oscuridad no tiene que ser perpetua, sino que hay luz más allá de las tinieblas… aunque sea encima de un ring de boxeo y ante uno de los púgiles más temibles de la historia. Y es que un Tyson vs. Butterbean tiene esa pizca de morbo y nostalgia que llamaría la atención de más de uno. Y de más de dos.
Por Antonio Gil / Noticias Yahoo