Nueva York — Tom Seaver, el pitcher y líder motivador de los «Milagrosos Mets» que conquistaron la Serie Mundial de 1969, ha fallecido. Tenía 75 años.
El Salón de la Fama informó el miércoles por la noche que Seaver murió el lunes, debido a complicaciones de una demencia con cuerpos de Lewy y tras contraer COVID-19. Seaver, quien simbolizó el ascenso de los equipos de expansión durante una era de cambio radical para el béisbol, pasó sus últimos años en Calistoga, California.
En marzo de 2019, su familia anunció que al expelotero se le había diagnosticado demencia, por lo que se retiraría de la vida pública.
Tres veces ganador del premio Cy Young de la Liga Nacional, Seaver siguió trabajando en los viñedos que llevaban su apellido y que fundó junto a su esposa Nancy en 2002, sobre una superficie de 47 hectáreas (116 acres) en la Montaña Diamond, ubicada en la región de Calistoga, en el norte de California.
A Seaver se le diagnosticó la enfermedad por cuerpos de Lyme en 1991. Padeció una recaída en 2012, lo que le provocó una Parálisis de Bell y una pérdida de la memoria, informó en 2013 el Daily News de Nueva York.
«Siempre será el corazón y el alma de los Mets, el estándar al que todos los Mets aspiran», comentó Mike Piazza, exreceptor de Nueva York y miembro del Salón de la Fama, mediante un tuit emitido cuando se dio a conocer la demencia del famoso pelotero.
Apodado «Terrific» y «The Francise», Seaver logró cinco temporadas con al menos 20 triunfos. En 1967, se llevó el premio al Novato del Año de la Liga Nacional.
Durante una carrera que abarcó de 1967 al 86, ostentó una foja de 311-205, con una efectividad de 2.86 y 3.650 ponches, así como 61 blanqueadas. Apareció constantemente en la portadas de las revistas y en otros medios.
Fue comentarista de la NBC y la ABC durante los juegos, incluso cuando era pelotero en activo.
Se le eligió al Salón de la Fama en 1992, cuando apareció en 425 de las 430 papeletas, un 98,84% que estableció entonces un récord. Su marca fue superada en 2016 por Ken Griffey Jr. y de nuevo en 2019, cuando el panameño Mariano Rivera se convirtió en el primer pelotero de la historia elegido por unanimidad al recinto de Cooperstown, así como en 2020, cuando Derek Jeter se quedó a un voto de repetir la proeza.
Su placa en Cooperstown lo elogia como un «pítcher poderoso que ayudó a transformar a los Mets de Nueva York, de adorables perdedores en rivales formidables».
No sólo cambió el lugar que ocupaba el equipo en la Liga Nacional, sino en la mente de los fanáticos.
Seaver lanzó para los Mets de 1967 a 1977, cuando fue cedido en canje a Cincinnati tras una disputa pública con el presidente del club M. Donald Grant. Seaver deseaba entonces un nuevo contrato.
Las fricciones disgustaron a los fanáticos en Nueva York.
«¿Mi mayor decepción? Marcharme de los Mets la primera vez y las dificultades que tuve con la misma gente que llevó a esto», dijo Seaver a The Associated Press en 1992, antes de su exaltación al recinto de Cooperstown. «Pero ahora miro atrás de una manera positiva. Esto me dio la oportunidad de trabajar en zonas diferentes del país».
Lanzó su único juego sin hit jugando con los Rojos, en junio de 1978, frente a San Luis. Otro canje lo puso de vuelta en Nueva York tras la temporada de 1982.
Pero el gerente general de los Mets Frank Cashen se equivocó al excluir a Seaver de su lista de 26 peloteros protegidos. Y en enero de 1984, fue contratado por los Medias Blancas de Chicago, como compensación de un agente libre, tras perder al pitcher Dennis Lamp, quien emigró a Toronto.
Lanzando por los Medias Rojas, Seaver logró su victoria número 300, en el Yankee Stadium, y lo hizo con estilo, lanzando pelota de seis hits en una victoria de 4-1.
Finalizó su carrera con los Medias Rojas de Boston de 1986, que perdieron la Serie Mundial ante los Mets.
Sumamente confiado, y no necesariamente modesto a la hora de hablar de su talento en el montículo, Seaver fue elegido 12 veces al Juego de Estrellas.
Lideró las Grandes Ligas con un récord de 25-7 en 1969 y una efectividad de 1.76 en 1971.
Fue el clásico pitcher de poder, con un movimiento que con frecuencia derivaba en que ensuciara con la tierra su uniforme, a la altura de la rodilla.
Obtuvo los trofeos Cy Young con Nueva York en 1969, 1973 y 1975. El club retiró su número 41 en 1988, para convertirlo en el primer pelotero de los Mets en recibir ese honor.
«Desde un punto de vista del equipo, ganar el campeonato del 69 fue lo que recuerdo más», dijo Seaver en 1992. «Desde una perspectiva individual, mi victoria número 300 me trajo la mayor alegría».
Seaver limitó sus apariciones públicas en los años recientes. No asistió a la cena ofrecida en 2019 por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), donde se rindió honores a los miembros de los Mets de 1969.
Fue la celebración del 50mo aniversario de un título que sigue siendo uno de los más inesperados en la historia del deporte.
Por Ronald Blum/Associated Press