CLEVELAND (AP)– Tim Anderson tiró su guante para pelear. Poco después, José Ramírez lo tiró a él.
Anderson, de los Chicago White Sox, y el dominicano Ramírez, de los Cleveland Guardians, se liaron a golpes en la intermedia, lo que desató una trifulca en la que se vaciaron las bancas y derivó en seis expulsiones durante el sexto inning del juego que Chicago ganó el sábado 7-4 a Cleveland.
Ramírez conectó un derechazo al rostro de Anderson, quien cayó de espaldas. Vino después una larga pelea, de las peores que se hayan visto en las Grandes Ligas durante los años recientes.
«Desde el momento en que puse un pie en el clubhouse supe que estos equipos no se quieren», dijo el abridor Noah Syndergaard, adquirido por Cleveland la semana pasada, en un canje. «Y no pienso que esto se vaya a resolver pronto».
El manager de Cleveland, Terry Francona, el coach de la antesala Mike Sarbaugh y el taponero dominicano Emmanuel Clase fueron expulsados, lo mismo que el manager cubano de Chicago, Pedro Grifol, por sus actos posteriores a la riña, que incluyeron varios nuevos conatos de pelea en el cuadro y en territorio de foul.
«No es algo divertido, pero los chicos son los chicos», dijo Francona
Hicieron falta 15 minutos para que los umpires pudieran restablecer el orden.
El altercado comenzó cuando Ramírez se deslizó de cabeza en la segunda base, con un doblete productor. Anderson se paró encima de Ramírez, quien quedó entre las piernas del torpedero.
Cuando el quisqueyano se levantó, señaló con un dedo a la cara de Anderson y le gritó algo. Ambos se pusieron en guardia para pelear a puñetazos.
Anderson soltó el guante y lanzó el primer golpe. La pelea comenzó mientras los peloteros en ambas cuevas y bullpens corrían hacia el terreno del Progressive Field. Sarbaugh y Clase fueron los protagonistas de los altercados posteriores durante la interrupción.
“Yo sentí que le di uno”, dijo Ramírez. “Yo entiendo que él no está respetando el juego. No desde ayer, sino que viene haciendo eso desde hace tiempo y se le ha hablado. Yo mismo le he hablado, le he dicho a él que no puede hacer eso, porque puede lesionar a un muchacho… Lo que él hizo no está bien, me pegó muy fuerte se lo corregí y me invitó a pelear. Si me invitó a pelear tenía que ejecutar”.
Algunos coaches de los White Sox se llevaron por la fuerza a Anderson, quien sin embargo regresó desde el clubhouse minutos después. Su compañero Andrew Vaughn lo cargó para llevárselo escaleras abajo después del último enfrentamiento.
Los White Sox ganaban por 5-1 cuando sobrevino la trifulca.
Después del puñetazo que lo derribó, Anderson enfureció y trató a toda costa de acercarse de nuevo a Ramírez, el antesalista estelar de Cleveland. Varios jugadores de Chicago trataron de detenerlo.
Los ánimos se habían calmado temporalmente antes de que Francona y Grifol comenzaran a discutir. Ello derivó en nuevos empellones entre peloteros y coaches, mientras la multitud se encendía.
Fue necesario que los umpires dedicaran varios minutos para analizar lo que había ocurrido, antes de anunciar las expulsiones.
Es casi seguro que Ramírez y Anderson serán suspendidos. El mismo destino esperaría a otros participantes en la pelea.