El deportista belga Frederic Sinistra, tres veces campeón mundial de kickboxing y reconocido antivacunas contra el Covid-19, murió por coronavirus después de darse de alta de un hospital donde había ingresado a finales de noviembre.
“El Enterrador”, como era conocido en el mundo del kickboxing, llamaba al coronavirus «el pequeño virus» y creía que su físico podría contra la enfermedad. Por ello no quiso ir al hospital hasta que le convenció su entrenador, explica el periódico berga La Meuse.
Los medios belgas aseguraron que Sinistra, de 41 años, pidió su salida del hospital al firmar el alta voluntaria. La última publicación de Sinistra fue el 13 de diciembre. Dos días después falleció tras sufrir un paro cardíaco.
«Gracias por vuestro apoyo. Me estoy recuperando en casa. Como debe ser». Escribió en su cuenta de instagram.
Sinistra había subido previamente un video donde se le podía ver luchando por respirar, diciendo que «no tenía tiempo que perder con gente perezosa». En otras publicaciones en sus redes sociales, decía que el «pequeño virus» no le detendría mientras expresaba sus objeciones contra las medidas contra el covid.
Su rechazo a la vacuna era tal que él y su familia nunca admitieron que la hospitalización tuviese que ver con el Covid-19, sino que siempre hablaron de «problemas de salud» o «un pequeño virus».
Tras la muerte de Sinistra por las secuelas de la enfermedad, su mujer intentó desmentir en Instagram que el campeón del mundo estuviese contagiado.
«Mi marido no murió de Covid. Nunca hubiera aceptado que lo ocurrido se utilizase para sembrar el miedo y reivindicar la vacunación. La prensa sensacionalista y algunos de sus familiares están aprovechando mi silencio en las redes sociales, pero mi ausencia se debe a mi dolor, no por miedo o falta de respuestas a toda esta gente que dice haber conocido a mi marido», escribió la mujer.
El primer ministro belga mantiene confinados a sus ciudadanos tras la ola de contagios que sacude Europa. Aunque Bélgica ha endurecido las restricciones para intentar frenar la escalada de Ómicron, los residentes viajan a Holanda para comprar los regalos de Navidad desobedeciendo las normas.
Por la redacción DA