Es posible que la Corte Suprema de Estados Unidos, en medio de escándalos éticos, una disminución de la confianza de la población y dudas acerca de su legitimidad, pronto tenga que enfrentar un caso tan importante y turbio como el de Bush contra Gore, cuya resolución en el año 2000 le entregó la presidencia a George W. Bush.
Hasta hace diez días, los magistrados habían tenido un periodo relativamente normal. Pero entonces, la Corte Suprema de Colorado manifestó que el ex presidente Donald Trump no era elegible para ocupar el cargo porque había participado en una insurrección. Con base en esa argumentación de la corte, el jueves una autoridad electoral de Maine hizo lo mismo.
Los magistrados han recibido una apelación a la decisión de Colorado y es probable que se sientan obligados a intervenir; sin embargo, actuarán a la sombra de dos realidades políticas contrapuestas.
Estarán poco dispuestos a arrebatarles a los electores la facultad de evaluar el comportamiento de Trump, sobre todo debido a las repercusiones que esto traería. Pero también tendrían cuidado de darle a Trump el impulso electoral de un triunfo no calificado en el máximo tribunal del país.
Sin duda, el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, buscará un consenso o, al menos, tratará de impedir una división partidista de los seis miembros republicanos contra los tres demócratas.
Es posible que quiera explorar los numerosos caminos que podría tomar la corte para mantener a Trump en las votaciones estatales sin tener en cuenta si había participado en alguna insurrección o incluso suponiendo que lo había hecho.
Entre estos, los magistrados podrían decidir que es necesaria la participación del Congreso antes de que los tribunales puedan intervenir, que la disposición constitucional en cuestión no se aplica al mandato presidencial o que las declaraciones de Trump estaban protegidas por la primera enmienda.
“Espero que la corte aproveche una de las muchas vías disponibles para evitar afirmar que Trump es un insurrecto y que, por eso mismo, no puede volver a ser presidente”, señaló Nicholas Stephanopoulos, un profesor de Derecho en la Universidad de Harvard.
Desde luego que un resultado de ese tipo sería una punzante derrota para los opositores de Trump, quienes afirman que el caso en su contra es irrefutable. Pero la Corte Suprema se inclinaría hacia lo que presentaría como un dictamen sencillo que le permita a Trump permanecer en la votación.
“Este es un problema político difícil”, comentó Derek Muller, profesor de Derecho en la Universidad de Notre Dame. “Creo que habrá una iniciativa para que la corte se aglutine en torno a una posición consensuada para dar un dictamen unánime por escaso margen. Eso tal vez signifique unirse en torno a una posición en la que Trump permanezca en las votaciones”.
Si hay consenso entre los juristas, este es que la Corte Suprema debe intervenir.
“Por el bien del país, es necesaria una definición de este asunto lo más pronto posible”, afirmó Richard Hasen, profesor de Derecho en la Universidad de California, campus Los Ángeles. “Los votantes republicanos de las elecciones primarias merecen saber si el candidato que están considerado apoyar es elegible para contender. De otra manera, van a desperdiciar sus votos en un candidato inelegible y, por tanto, elevar el riesgo de que el partido nombre a un candidato que no va a llegar a las elecciones generales”.
Trump fue descalificado en Colorado y Maine con base en la Sección 3 de la decimocuarta enmienda, la cual prohíbe que los funcionarios que han jurado obedecer la Constitución tengan un cargo si después han participado en algún levantamiento.
Stephanopoulos explicó que esas determinaciones eran adecuadas en términos jurídicos pero añadió que “no confiaba mucho” en que la Corte Suprema, con una mayoría calificada de seis magistrados conservadores, las aceptara.
“Creo que Roberts no está muy a favor de que la corte se meta en unas elecciones presidenciales, sobre todo si se basa en una innovadora teoría jurídica que no tiene tantos años de contar con el respaldo de los académicos y los jueces conservadores”, comentó Stephanopoulos. “También dudo que los magistrados conservadores de la corte quieran iniciar una guerra civil dentro del Partido Republicano al descalificar a un candidato al cual apoya la mayoría de los electores del GOP”.
En su decisión del jueves, la secretaria de Estado de Maine, Shenna Bellows, escribió que los hechos relacionados con el comportamiento de Trump “no se cuestionaron con seriedad”.
“El expediente indica que, durante varios meses que concluyeron el 6 de enero de 2021, Trump empleó una narrativa falsa con respecto a un fraude electoral con el fin de enardecer a sus partidarios y conducirlos al Capitolio para que impidieran la certificación de las elecciones de 2020 y la transferencia pacífica del poder”, escribió Bellows.
“El peso de las pruebas deja en claro que el señor Trump sabía que con su labor de varios meses para deslegitimar unas elecciones democráticas estaba preparando una mecha que luego decidió prender”, añadió.
Al igual que la Corte Suprema de Colorado, Bellows puso en pausa su decisión mientras avanzaban las apelaciones. Eso significa que la Corte Suprema de Estados Unidos dispondrá de un cierto respiro.
El caso de Colorado está ante los magistrados como una petición para revisión presentada por el Partido Republicano estatal, el cual exhortó a la corte a dar una resolución antes del 5 de marzo, cuando muchos estados, entre ellos Colorado y Maine, tendrán sus elecciones primarias. De otra manera, señalaron, los electores “se enfrentarán a una profunda incertidumbre y el proceso electoral se verá afectado de manera irremediable”.
Los seis votantes que ganaron en el caso de Colorado les pidieron a los magistrados que avanzaran todavía con mayor rapidez y tomaran una decisión de fondo antes del 11 de febrero.
Hasen señaló que la decisión de Maine se sumaba a la necesidad de tener una pronta determinación.
“El hecho de que un segundo estado, al menos hasta ahora, haya decidido que Trump no es elegible para estar en las votaciones, ejerce una presión importante para que la Corte Suprema intervenga en el caso y diga cómo aplicar la Sección 3 para Trump”, explicó. “Los demandantes que presentan estas querellas son implacables y van a seguir tratando de que eliminen a Trump”.
Aceptar atender el caso es una cosa, pero dar una resolución es otra. Como reconoció la Corte Suprema de Colorado, hay al menos ocho temas distintos en este caso y los electores que cuestionan la elegibilidad de Trump deben ganar en todos ellos.
“Para que Trump gane, solo tiene que hacerlo en uno de los temas”, señaló Muller. “Hay muchas opciones de las que dispone la corte”.
Por otro lado, algunos importantes profesores conservadores de Derecho que han analizado el significado original de la Sección 3, que fue adoptada después de la guerra de Secesión, hace poco concluyeron que evidentemente se aplica a Trump y le impide tener la posibilidad de ocupar el cargo durante otro periodo. Esos argumentos relacionados con el origen casi siempre se identifican con los miembros más conservadores del tribunal.
Es posible, sin embargo, que imperen otras consideraciones.
“Por más que la corte no quiera meter la política en sus decisiones, es inevitable”, aseveró Muller. “Lo mejor que puede hacer ahora mismo es tratar de alcanzar un consenso para evitar que parezca parcialidad”.
Por Adam Liptak, The New York Times