NUEVA ORLEANS (AP) — Un veterano del ejército que conducía una camioneta con la bandera del grupo Estado Islámico provocó una carnicería en la animada celebración de Año Nuevo en Nueva Orleans, matando al menos a 15 personas tras esquivar un bloqueo policial y embestir a los festejantes antes de ser abatido por la policía.
El FBI investiga como un acto de terrorismo el ataque ocurrido la mañana del miércoles en el famoso Barrio Francés, y señaló que no cree que el conductor haya actuado solo.
Los investigadores hallaron varios dispositivos explosivos improvisados, entre ellos, dos bombas caseras ocultas en hieleras y conectadas para ser detonadas a distancia, según un boletín de inteligencia de la Policía Estatal de Luisiana obtenido por The Associated Press.
En el boletín, basado en información recopilada poco después del ataque, también se menciona que, en videos de vigilancia, aparecen tres hombres y una mujer colocando uno de los dispositivos, pero las autoridades federales no han confirmado ese detalle y no se sabe quiénes son los individuos que aparecen en el video ni qué relación podrían tener con el ataque.
La embestida convirtió la festiva calle Bourbon en un macabro caos, hiriendo a más de 30 personas. Los peatones se refugiaron en clubes nocturnos y restaurantes. Un hombre observó horrorizado cómo las autoridades cubrían con una lona el cuerpo de su amiga tras ser embestida y lanzada a unos 9 metros (30 pies) de distancia.
Un partido de playoffs de fútbol americano universitario entre Georgia y Notre Dame, en el cercano Superdomo, fue aplazado hasta el jueves. Un estudiante de Georgia resultó gravemente herido en el ataque, indicó el presidente de la universidad, Jere Morehead.
“Esto no es solo un acto de terrorismo. Esto es maldad”, dijo la superintendente de policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick. El conductor “venció” las medidas de seguridad implementadas para proteger a los peatones, dijo, y estaba “decidido a cometer una matanza y provocar el daño que hizo”.
El FBI identificó al conductor como Shamsud-Din Jabbar, de 42 años, ciudadano estadounidense y veterano del ejército de Texas, y afirmó que ya trabaja para determinar las posibles asociaciones y afiliaciones de Jabbar con organizaciones terroristas.
“No creemos que Jabbar fuera el único responsable”, dijo en una conferencia de prensa Alethea Duncan, agente especial adjunta a cargo de la oficina de campo del FBI en Nueva Orleans.
También se ´produjeron explosiones mortales que sacudieron Honolulu en Nochevieja, y Las Vegas horas después del ataque en Nueva Orleans, aunque las autoridades no han dicho si están relacionadas.
Jabbar condujo una camioneta alquilada sobre la acera, rodeando un coche de policía colocado para bloquear el tráfico vehicular, indicaron las autoridades. Un sistema de barreras destinado a prevenir ataques con vehículos estaba en reparaciones, en preparación para el Super Bowl, que se realizará allí en febrero.
La policía abatió a Jabbar cuando éste salió del vehículo y abrió fuego contra los agentes que respondieron, dijo Kirkpatrick. Tres agentes devolvieron el fuego. Dos agentes recibieron disparos y están en condición estable, informó la policía.
Los investigadores recuperaron una pistola y un rifle tipo AR, según un agente policial que no estaba autorizado a hablar públicamente de la investigación y declaró bajo condición de anonimato.
En una foto que circuló entre los agentes policiales se mostraba a Jabbar, con barba y vestido de camuflaje, junto a la camioneta después de ser abatido. El boletín de inteligencia obtenido por la AP indicó que llevaba un chaleco antibalas y un casco. La bandera del grupo Estado Islámico estaba en el enganche del remolque del vehículo, detalló el FBI.
“Para aquellos que no creen en el mal objetivo, solo tienen que mirar lo que sucedió en nuestra ciudad esta mañana”, dijo el senador republicano John Kennedy. “Me sorprendería mucho si esto no provoca asco a cada estadounidense de mente justa”.
Jabbar se unió al ejército en 2007, en el área de recursos humanos y tecnología de la información, y fue desplegado en Afganistán de 2009 a 2010, dijo el servicio. Se trasladó a la Reserva del Ejército en 2015 y salió en 2020 con el rango de sargento de escuadra.
Zion Parsons, de 18 años, originario de Gulfport, Mississippi, dijo que vio la camioneta “embistiendo, lanzando personas como en una escena de película, arrojando personas por los aires”.
Parsons dijo que escuchó disparos y corrió a través de la espantosa escena, con víctimas sangrantes y mutiladas.
“Cuerpos, cuerpos por toda la calle, todos gritando y llorando”, dijo Parsons a la AP. “Personas llorando en el suelo, como materia cerebral por todo el suelo”.
Su amiga, Nikyra Dedeaux, de 18 años y aspirante a enfermera, estaba entre las personas asesinadas.
Parsons dijo que llamó a hospitales y a la morgue para saber dónde se hallaba el cuerpo de Dedeaux. Más tarde llamó a su familia para darles la triste noticia.
“No había tenido tiempo de llorar hasta que llamé a su madre y ella me preguntó, ‘¿Dónde está mi bebé?’”, dijo Parsons. “Eso me quebró”.
El gobernador Jeff Landry instó a las personas a evitar el área, que se mantuvo como una escena de crimen activa.
Horas después del ataque, había varias camionetas de la oficina del forense estacionadas en la esquina de las calles Bourbon y Canal, acordonadas por cinta policial y rodeadas por multitudes de turistas aturdidos, algunos tratando de avanzar con su equipaje a través del laberinto de bloqueos.
“Miramos por nuestra puerta principal, vimos cinta de precaución y oímos un silencio mortal, y es escalofriante”, dijo Tessa Cundiff, una nativa de Indiana que se mudó al Barrio Francés hace unos años. “Esto no es lo que nos enamoró, es triste”.
En otros lugares, la vida continuó como de costumbre en la ciudad, conocida por algunos por un lema que se traduce como “deja que rueden los buenos tiempos”. Cerca del sitio donde la camioneta se detuvo, la gente se agolpaba para desayunar mientras sonaba animada música pop. A dos cuadras de distancia, la gente bebía en un bar, como si nada hubiera pasado.
En declaraciones a reporteros en Delaware, el presidente Joe Biden dijo que sentía “ira y frustración” por el ataque, pero que se abstendría de hacer más comentarios hasta que se supiera más.
“Mi corazón está con las víctimas y sus familias que simplemente trataban de celebrar la festividad”, dijo Biden en un comunicado. “No hay justificación para la violencia de ningún tipo, y no toleraremos ningún ataque a ninguna de nuestras comunidades nacionales”.
El ataque es el caso más reciente en el que un vehículo se utiliza como arma para realizar un acto de violencia masiva, una tendencia que ha alarmado a las autoridades policiales y que es difícil de prevenir.
Si se confirma como inspirado por el grupo Estado Islámico, el ataque representaría la agresión más mortífera de este tipo ocurrida en años en suelo estadounidense. Funcionarios del FBI han advertido repetidamente sobre una amenaza elevada de terrorismo internacional debido a la guerra entre Israel y Hamás.
En el último año, el FBI ha frustrado otros posibles ataques inspirados por el grupo armado, uno de ellos en octubre, cuando varios agentes arrestaron a un hombre de origen afgano en Oklahoma, acusado de planear un ataque contra grandes multitudes el día de las elecciones.