Los 12 miembros del jurado popular del caso Stormy Daniels, la primera causa penal de las cuatro que afronta, han declarado al expresidente y candidato republicano Donald Trump culpable en el juicio en que se le juzgaba por falsificar registros contables para encubrir el pago de un soborno a la actriz con fines electorales.
Ha sido declarado culpable de los 34 cargos por la unanimidad requerida para alcanzarse un veredicto. “Soy un hombre muy inocente”, ha dicho Trump al salir del juzgado, retando a los ciudadanos al juicio de las urnas en las presidenciales del 5 de noviembre.
Una vez establecida la culpabilidad por parte del jurado, ahora es el juez el que tiene que imponer la sentencia. Está previsto que se dicte el 11 de julio. Los medios presentes en la sala indican que Trump se ha quedado sin respuesta, como petrificado en el banquillo, tras escuchar el veredicto.
Al salir del tribunal se ha mostrado combativo y desafiante en una comparecencia de poco más de dos minutos ante los medios en la que no ha admitido preguntas.
Trump se convierte en el primer expresidente de Estados Unidos condenado en un juicio penal. La sentencia llega a poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre y suponen un terremoto en el panorama político estadounidense.
Los 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales por los que ha sido declarado culpable son punibles con hasta cuatro años de prisión cada uno. La ausencia de antecedentes penales obra en su favor.
En cada una de las decisiones, se requería unanimidad: bastaba una sola opinión discordante, para que el juicio fuera declarado nulo, si bien el juez Merchan podía invitar a los miembros del jurado a reconducir las deliberaciones para intentar un acuerdo. A pesar de la condena, Trump puede seguir adelante con su carrera electoral e incluso ser reelegido en noviembre.
Tras recibir instrucciones del juez Juan Merchan sobre la ley y los factores que debían tener en cuenta, las deliberaciones comenzaron el miércoles 29 de mayo. A petición de aquel, los miembros del jurado revisaron la declaración de otros testigos, ya que, como subrayó Merchan, no podían basarse únicamente en el relato del “cómplice” Michael Cohen, principal testigo de cargo y sobre cuyo testimonio se sustenta el caso.
Por ello, solicitaron en primer lugar revisar la declaración de David Pecker, amigo de Trump y editor del tabloide The National Enquirer, una publicación clave en la ocultación de información desfavorable para los intereses del republicano en la campaña presidencial de 2016.
Durante la maratoniana sesión de alegatos finales, el martes 28, fiscalía y defensa intentaron convencer a los siete hombres y cinco mujeres, todos ellos vecinos de Manhattan, de la culpabilidad o la inocencia de Trump, respectivamente.
Durante más de cuatro horas, el fiscal Joshua Steinglass acusó al expresidente de intentar “engañar” a los votantes en las elecciones presidenciales de 2016 mediante una trama delictiva para enterrar historias embarazosas que podían torpedear su campaña, especialmente entre las votantes.
El pago del dinero negro a Daniels se realizó en octubre, semanas antes de los comicios, para acallar una relación sexual en 2006 que el republicano niega. “Este caso, en esencia, trata de una conspiración y un encubrimiento”, dijo Steinglass en el último turno de las conclusiones.
Por el contrario, el abogado principal de Trump, Todd Blanche, relativizó el argumento de la conspiración (”cualquier campaña presidencial lo es”, afirmó) y tildó al testigo estrella de la acusación, el exabogado de Trump Michael Cohen, de “mayor mentiroso de todos los tiempos”, al tiempo que proclamaba la inocencia de su cliente en todos los cargos y presionaba al jurado para una absolución.
En el juicio se presentaron evidencias de que Trump y sus aliados —Cohen, que ya fue juzgado y condenado por el soborno y la subsiguiente financiación ilícita de la campaña, y Pecker, el editor del National Enquirer— conspiraron para silenciar historias potencialmente embarazosas durante la campaña presidencial de 2016 mediante el pago de sobornos a Daniels y a la exmodelo de PlayBoy Karen McDougal.
El abogado defensor dedicó buena parte de sus intervenciones durante el juicio a rebatir los testimonios de Daniels, a la que presentó como una aprovechada movida por el interés económico, y de Cohen, que le adelantó los 130.000 dólares que supuestamente costó su silencio.
Al reembolsarle en 2017 el ya presidente ese dinero, más un bono y la parte proporcional de los impuestos —en total, 420.000 dólares—, la Organización Trump, el emporio familiar, lo registró como “gastos legales”, el meollo, para los fiscales, de los 34 delitos.
Aunque Trump ha negado repetidamente antes y durante el juicio su relación con Daniels, el fiscal explicó que el relato de la mujer sobre el supuesto encuentro de ambos en un hotel del Lago Tahoe, estaba lleno de detalles “que suenan a verdad”, como la decoración de la suite y lo que vio en el neceser de Trump.