El número de muertos por el ciclón Daniel, que atravesó este domingo el noreste de Libia, alcanzó los 6.238 mientras los desaparecidos superaron los 9.100 sólo en la ciudad de Derna, la más afectada, según cifras provisionales de las autoridades que controlan el este del país.
El portavoz del Servicio de Ambulancias y Emergencias, Osama Ali, calificó la situación de “trágica” y destacó las dificultades de los equipos de rescate ante la división de la ciudad en dos partes tras el colapso de dos represas que vertieron más de 33 millones de litros de agua en el centro de la capital, arrastrando zonas residenciales, puentes y carreteras a su paso.
Esta localidad, la cuarta más grande con 120.000 habitantes, está rodeada por una cadena montañosa por lo que quedó inaccesible por vía terrestre desde el domingo, sin servicios de electricidad ni telecomunicaciones.
El responsable agradeció la experiencia en el manejo de desastres naturales de los equipos internacionales que llegaron al país en las últimas horas así como los equipos de investigación forense para las labores de identificación de los cientos de cadáveres que se agolpan en las costas y plazas públicas a la espera de ser transferidos a las morgues de los municipios vecinos.
La falta de recursos ha obligado a los rescatistas a extraer a las cientos de víctimas de los escombros con utensilios domésticos y enterrarlas en fosas comunes en el cementerio de Martouba, a una veintena de kilómetros de distancia.
El Gobierno de Unidad Nacional (GUN), con sede en Trípoli y reconocido por la comunidad internacional, Tareq al Kharaz, reveló que 1.300 cuerpos han sido ya identificados y enterrados mientras familias enteras se encuentran en paradero desconocido como consecuencia de las lluvias torrenciales, lo que dificulta las labores de reconocimiento.
El Consejo de Ministros aprobó este martes la asignación de un presupuesto de unos 413 millones de dólares para el fondo de reconstrucción de Bengasi y Derna, y unos 103 millones de dólares destinados a los damnificados una vez se realice un censo en las áreas declaradas siniestradas en Derna, Bengasi, Al Bayda, Al Marj y Soussa.
La impresionante cifra de muertes y la devastación causada por la tormenta Daniel en el mar Mediterráneo pusieron de relieve la intensidad de la tormenta, pero también la vulnerabilidad de una nación azotada por el caos durante más de una década. El país está dividido por gobiernos rivales, uno en el este y otro en el oeste, y el resultado ha sido el abandono de infraestructura en muchas regiones.
Las autoridades enfrentadas pidieron el lunes a la comunidad internacional ayuda humanitaria y decretaron tres días de luto nacional en todo el territorio.
La destrucción llegó a Derna y a otras partes del este de Libia el domingo por la noche. Mientras la tormenta azotaba la costa, los habitantes de Derna dijeron haber oído fuertes explosiones y se dieron cuenta de que las represas de las afueras de la ciudad se habían derrumbado. Se desencadenaron inundaciones repentinas por el Wadi Derna, un río que discurre desde las montañas a través de la ciudad y desemboca en el mar.
Los videos publicados en internet por los residentes mostraban grandes franjas de lodo y escombros donde las aguas embravecidas habían arrasado con vecindarios ubicados en ambas orillas del río. Edificios de apartamentos de varios pisos que antes estaban bien alejados del río tenían las fachadas arrancadas. Automóviles que fueron levantados por las inundaciones quedaron tirados unos encima de otros.
Tras azotar Grecia y Turquía, el ciclón Daniel fue degradado a tormenta subtropical el 9 de septiembre y comenzó a debilitarse el lunes cuando se dirigía hacia el vecino Egipto, según un informe del Centro Meteorológico Regional Árabe.