La cifra de muertos tras el estallido de un camión cisterna que cargaba gasolina en el norte de Haití se elevó a 75, de acuerdo con las autoridades locales, en el desastre más reciente que golpea a la nación caribeña.
El vicealcalde de Cabo Haitiano, Patrick Almonor, dijo en un comunicado que ha aumentado a 75 el número de muertos por la explosión. «Lo que pasó es terrible. Perdimos muchas vidas», afirmó.
Mientras que el primer ministro, Ariel Henry, indicó en un tuit: “se decretarán tres días de duelo nacional en todo el territorio, en memoria de las víctimas de esta tragedia que sufre toda la nación haitiana”.
Henry visitó un hospital el martes cuando las víctimas vendadas de la cabeza a los pies luchaban por sus vidas en medio de la escasez de suministros médicos y trabajadores de la salud en una nación empobrecida que ha sido bombardeada por desastres en los últimos meses: disturbios, un ola de secuestros, un fuerte terremoto que mató a más de 2.200 personas y el asesinato del presidente el 7 de julio.
Los heridos, muchos con lesiones que comprometen su vida, fueron trasladados de inmediato a hospitales cercanos. Una imagen publicada por un periódico local muestra a decenas de ellos que son atendidos en el patio del hospital principal de Cabo Haitiano, denominado Justinien.
El director del nosocomio, doctor Calhil Turenne, explicó que debieron atenderlos a la intemperie por falta de espacio y que su personal está abrumado por la cantidad de lesionados que recibieron y el agotamiento de sueros, gasa y otros medios.
Los primeros informes indican que el camión cisterna estaba tratando de evitar una motocicleta que se aproximaba cuando viró y volcó la madrugada del martes.
Luego, los espectadores corrieron al lugar con baldes para recoger lo que pudieran de la carga del petrolero, probablemente para la venta en el mercado negro, mientras el combustible se drenaba hacia una pila cercana de basura humeante.
Desde hace varios meses Haití hace frente a un déficit agudo de combustibles que ha impactado en el costo de la vida. Esta situación ha sido aprovechada por el crimen organizado para secuestrar camiones cisterna y comercializar su contenido a precios exhorbitantes.