Al ser elegido presidente de Colombia este domingo, Gustavo Petro rompió con más de dos siglos de historia de su país y se convirtió en el primer representante de la izquierda en llegar al poder en esa nación.
El candidato y sus más de 11 millones de seguidores, una cifra récord, tienen sobradas razones para festejar en las próximas horas. Pero al mismo tiempo, arranca en Colombia un cronómetro implacable que le exigirá a Petro resultados amplios, contundentes y prontos para concretar los enormes objetivos que prometió en su campaña.
Del mismo tamaño de su histórica victoria es la expectativa de cambio que provoca en Colombia.
Los ojos del país están en el presidente electo, a la espera que haga verdad la visión de un país más justo, menos violento y más ambientalmente responsable, una visión que convenció a 11,2 millones de colombianos que votaron por él.
Petro, quien duró más de 30 años escalando posiciones en la democracia colombiana, ha sobrepasado retos complejos. Pero pocos como los que tiene por delante para concretar las promesas con las que, asegura, cambiará la cara socioeconómica del país.
BBC Mundo examina tres de las más visibles de estas promesas, y las dificultades que tiene para hacerlas realidad.
1. Transición del petróleo a energías renovables
De todas las propuestas de cambio socioeconómico de Petro, la que más genera controversia y atención en Colombia fue la que lo llevó a asegurar que empezará a desmontar la industria de hidrocarburos.
El plan de Petro (quien es especialista en medio ambiente) es dejar atrás la economía extractivista y potenciar la producción como una política para enfrentar el cambio climático.
El presidente electo de Colombia es también un opositor del fracking.
Sin embargo, el petróleo es la principal fuente de exportación de Colombia y la primera fuente de ingresos del Estado colombiano.
En el plano político, para el Petro candidato era esencial desmarcarse de la economía petrolera. Le daba vuelo a su argumento de que él no era simplemente «otro Hugo Chávez», el fallecido líder venezolano que usó la bonanza petrolera para financiar proyectos sociales, y que, de llegar a la presidencia, no convertiría a Colombia en una «nueva Venezuela» dependiente de los excesos y tribulaciones de la economía del petróleo.
Esto le sirvió también para ganar el voto de jóvenes e intelectuales atraídos por el razonamiento ambientalista detrás de su propuesta.
Aunque no se trata de acabar con toda la industria petrolera. El mismo Petro ha aclarado que lo que plantea es acabar con la exploración, no con la explotación de petróleo. Su aspiración es avanzar hacia una economía verde al estilo de Países Bajos, la nación con altos niveles de desarrollo que toma como modelo.
Sin embargo, el Petro presidente tendrá dificultades para seguir por esta línea. Diversas voces de la misma izquierda, incluso el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, uno de los grandes inspiradores del progresismo colombiano, han advertido que la propuesta de Petro les parece irrealizable.
«La razón por la que gente como Lula rechaza eso es porque ellos gobernaron, vieron lo importante que es el petróleo en términos fiscales. Buena parte de los programas sociales que hizo Lula en la época en su gobierno fueron financiados por las exportaciones de commodities (materias primas) y los impuestos que ellos generaron», le dice a BBC Mundo Francisco Monaldi, un experto venezolano en temas petroleros y jefe del programa de energía de América Latina en la Universidad de Rice, en Houston.
«Colombia es todavía más dependiente que Brasil del tema petrolero. Yo estoy convencido de que Petro va a tener que echar para atrás parte de esas ideas porque su ministro de Hacienda le va a decir que para poder hacer los programas sociales que quiere hacer, necesitan el ingreso del petróleo y del carbón», agrega.
Monaldi recuerda que Colombia incluso tendría que importar muy pronto hidrocarburos para cubrir su consumo interno, de seguir el plan de Petro de renunciar al fracking y detener las exploraciones nuevas de petróleo.
«La transición energética puede ser muy costosa, traumática, con mucho impacto en términos de pobreza, si se hace mal», insiste Monaldi.
«Ciertamente se puede ir reduciendo la dependencia del petróleo, pero eso requiere inversiones muy importantes» añade.
«Está muy bien avanzar una agenda verde, pero hay que hacerlo de manera inteligente y de manera que no sea costosísima para el país; de lo contrario va a perjudicar a los sectores populares», asegura Monaldi.
2. Una nueva oportunidad de reforma agraria
Petro también ha prometido que buscará disminuir la desigualdad en la propiedad rural, desincentivando lo que llama «latifundio productivo», subiendo los impuestos a la propiedad rural que, según las autoridades, no este usándose adecuadamente. Pero ha insistido una y otra vez que no expropiará propiedad privada.
Más de la mitad de las tierras de Colombia (52%) está en manos del 1,5% de la población, según el Centro de Memoria Histórica.
«El tema de la reforma agraria está pendiente en Colombia desde los años 30 del siglo pasado», le dice a BBC Mundo María Clara Torres, doctora en Historia de la Universidad de Nueva York e investigadora del conflicto rural colombiano.
«Ese problema está en la raíz del conflicto armado colombiano. Su solución se frustró en la década de 1930, en la de los 60, en los 90 y luego de los recientes acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC», insiste.
Torres agrega que la promesa de Petro de llevar a cabo, ahora sí, una reforma agraria, es una «manera de saldar una deuda histórica con los campesinos».
Para Torres, «en otras partes del mundo parece ser anacrónico todavía estar hablando de desincentivar el latifundio improductivo en las tierras fértiles a través de impuestos, pero esa tarea está todavía pendiente en Colombia.»
Torres cree que es factible que Petro lo logre. «Un sector del establecimiento ha venido entendiendo que esto ya no aguanta más. Hay que hacer reformas porque las tensiones sociales van en aumento,» sentencia.
3. Un nuevo sistema pensional
Petro también prometió aumentar la participación estatal en el sistema pensional del país, en el que actualmente tiene gran protagonismo el sistema financiero privado mediante las llamadas administradoras de fondos de pensiones o AFP.
Dice que establecerá un sistema único, público y universal que no dependa de la capacidad de pago de los pacientes.
Siguiendo el derrotero que ensayó durante su campana electoral el actual presidente chileno Gabriel Boric, Petro también ha criticado el desempeño del sector privado en el manejo de las pensiones de los colombianos.
El sistema, impuesto a comienzos de la década de 1990, está empezando a generar sus primeros pensionados, y muchos se quejan de que los montos de las jubilaciones que ofrece distan mucho de lo que solían generar los antiguos sistemas con mayor protagonismo estatal.
Por lo que muchos colombianos están ilusionados con la idea de volver a un sistema que, aseguran, ofrece garantías más sólidas de mantener su nivel material de vida en la vejez.
Pero no todos están de acuerdo en esa apreciación.
Mauricio Santamaria, director de ANIF, un centro de investigación asociado al sector financiero privado, le dice a BBC Mundo que las propuestas de Petro en materia pensional «giran en torno al fortalecimiento del régimen público, lo cual, de entrada, nos dice que no soluciona los problemas de fondo del sistema pensional.»
Alega que el plan de Petro «crearía condiciones financieras en el Régimen de Prima Media (sistema público) aún más difíciles de las que vemos hoy. El sistema de pilares (público y privado) que propone no solucionaría el problema de desfinanciamiento del sistema, debido a los altos índices de informalidad de Colombia y el envejecimiento de la población».
Petro también ha propuesto introducir un bono pensional equivalente a medio salario mínimo para los adultos mayores que no tienen derecho a la pensión.
De otra parte, la propuesta de unificar los regímenes público y privado, en favor del primero, con el fin de utilizar los recursos ahorrados por los trabajadores en los fondos de pensiones para diferentes programas, no es una política sostenible en el largo plazo y no aborda de fondo el problema de la pobreza en la población mayor, según asegura Santamaria.
«Si bien el candidato ha afirmado que los recursos liberados del presupuesto nacional se emplearían para el pago de la renta básica a los adultos mayores, dentro de unos años, una vez se hayan acabado esos recursos, volveremos al punto inicial,» señala Santamaria, quien concluye:
«Creemos que las propuestas de Petro en este frente no solucionarían mucho y, en cambio, generarían más problemas en el mediano y largo plazo».
El peso de la expectativa
Una frase recurrente sobre el arte de la política dice que los candidatos «hacen campaña con poesía, pero tienen que gobernar con prosa».
Petro enfrentará, tal vez con más premura que otros, la exigencia de volver resultados concretos los ideales que presentó en campaña. Además, gobernará con un Congreso en el que no tiene mayoría.
Para un hombre claramente obsesionado con su lugar en la historia, el éxito o fracaso de esos programas será un factor importante en definir cómo lo recordará el país que le entregó una confianza que nunca antes le había dado a un hombre de la izquierda.
Por Luis Fajardo – BBC News Mundo