Reino Unido abandonó la Unión Europea (UE) el pasado 31 de enero de 2020, pero los cambios más visibles para ciudadanos europeos y británicos de a pie se notarán en 2021.
Este 1 de enero acaba el llamado «periodo de transición» en el que Londres y Bruselas mantuvieron la mayoría de las leyes de la Unión mientras negociaban su nueva relación.
Y el pasado 24 de diciembre, tras varios meses de intensas negociaciones y cuatro años de terremoto político originado por el referendo del Brexit, ambas partes sellaron el acuerdo que definirá su relación futura por décadas.
Aunque esto evita el llamado «Brexit duro» -una salida del bloque sin acuerdo- europeos y británicos ya no contarán con las mismas libertades que antes.
El Brexit supone, entre otros cambios, el fin del libre movimiento de personas, la imposición de controles aduaneros y la limitación de servicios que antes fluían de un lado a otro sin mayores restricciones.
Las nuevas regulaciones están contenidas en un documento de más de mil páginas donde se abordan, además, otros puntos como la cooperación climática, de seguridad y transporte.
No se descarta que en el futuro se restablezcan algunas facilidades que se perderán al efectuarse el Brexit. BBC Mundo resume algunos de los aspectos principales que cambiarán para el ciudadano de a pie a partir de este 1 de enero.
1. Estancias limitadas
Durante años, británicos y europeos viajaban de un lado a otro del canal de la Mancha y podían elegir libremente donde vivir y trabajar.
Dichas facilidades llegaron a su fin y ahora se necesitará un visado para estancias largas y motivos de trabajo.
Para viajes de turismo, sin embargo, británicos y europeos seguirán sin necesitar visas y podrán usar sus permisos de conducción para manejar en cada país.
En el caso de los británicos, ahora solo pueden permanecer en territorio de la UE un máximo total de 90 días en un período de 180 días consecutivos. Para visitas a Bulgaria, Croacia, Chipre y Rumanía se aplican otras reglas. Si se viaja a estos países, las visitas a otros países de la UE no contarán para el total de 90 días.
Los británicos también deberán garantizar que sus pasaportes tienen al menos seis meses de validez (y no más de 10 años de haber sido expedidos) y pueden verse obligados a declarar ante las autoridades europeas cuestiones como el motivo de su visita y el pasaje de vuelta desde la UE.
Es muy probable que más adelante los británicos deban utilizar y pagar el ETIAS (el sistema de registro electrónico de la UE para viajeros exentos de visado).
Además, al pasar por los controles migratorios, en principio ya no podrán utilizar la fila rápida reservada a los ciudadanos de la UE, el Área Económica Europea (Islandia, Liechtenstein y Noruega) y Suiza, lo que podría dilatar esperas en fronteras y aeropuertos.
Los europeos, por otra parte, pueden permanecer hasta seis meses en Reino Unido.
Si se viaja para recibir un tratamiento médico privado el permiso podría extenderse. Lo mismo si eres académico y cumples ciertos requisitos. En esos casos, la estancia puede ampliarse hasta 11 y 12 meses respectivamente.
Además, ya no podrán entrar en Reino Unido con su tarjeta de identificación a partir de octubre de 2021, a menos que hayan oficializado su estatus como residente, en cuyo caso no habrá cambios hasta 2025. Los demás tendrán que presentar su pasaporte.
Por otra parte, europeos y británicos seguirán contando con asistencia médica de emergencia durante los viajes de turismo tanto en Reino Unido como la UE.
Actualmente, esta asistencia médica es facilitada por una tarjeta sanitaria común con la que cuentan tanto europeos y británicos. Reino Unido planea expedir una nueva tarjeta para sus ciudadanos, pero en principio tendrá una cobertura muy similar a su homóloga europea.
Sin embargo, el gobierno británico aconseja comprar un seguro de viaje con cobertura médica antes de irse de vacaciones, incluso a la UE.
Además de estas consideraciones, también se impondrán límites a los artículos que cada ciudadano lleve consigo de un lado a otro y los pasaportes de mascotas europeos dejarán de ser válidos en Reino Unido.
2. Visados especiales para trabajar
Los europeos que quieran trabajar en Reino Unido tendrán que aplicar en línea para una visa y se les pedirá una oferta de trabajo, suficiente nivel de inglés y un salario de al menos 25.600 libras al año (US$34.189), entre otros requerimientos que juntos conforman un sistema basado en puntos.
Y los ciudadanos británicos que quieran vivir y trabajar en algún país del bloque deberán cumplir los requisitos del sistema migratorio de donde quieran establecerse.
Así también, algunas profesiones ya no serán homologadas de forma automática como antes, por ejemplo la arquitectura, la medicina o la enfermería.
Sin embargo, aquellos ciudadanos que ya vivían en Reino Unido y la UE antes del final de 2020 tienen sus derechos garantizados y solo necesitan formalizar su estatus como residentes.
Las nuevas regulaciones no aplican en el caso de Irlanda, que en materia de viajes y migración tiene una serie de arreglos con Reino Unido que son anteriores a la entrada de ambos en la Unión Europea, la llamada Área de Viaje Común (Common Travel Area o CTA).
Principales consecuencias tras el Brexit, en cuatro puntos
• Fin de la libertad de movimiento: Se puede seguir viajando sin visa, pero solo para estancias cortas.
• Visados para trabajar: Reino Unido implantará un nuevo sistema basado en puntos y la UE aplicará las reglas para terceros países.
• Salida del mercado único: No habrá tarifas adicionales entre exportaciones e importaciones, pero se impondrán controles de seguridad en aduanas que podrían dilatar el intercambio fluido de bienes.
• Excepciones: Las consideraciones anteriores no aplican para Irlanda del Norte ni europeos ni británicos con residencia oficial y regularizada en Reino Unido y la UE.
Fin del programa Erasmus
El nuevo acuerdo de libre comercio entre Londres y Bruselas no impidió la ruptura del programa Erasmus para los estudiantes universitarios.
Reino Unido no participará más en este esquema en que se facilitaba que los universitarios europeos estudiaran durante un semestre o año fuera de sus países de origen en otro Estado miembro.
Boris Johnson anunció en su lugar otra alternativa para los estudiantes británicos, aunque aún no se han revelado suficientes detalles.
Los estudiantes en Irlanda del Norte sí continuarán en dicho programa como parte de un pacto con el gobierno de la República de Irlanda.
3. Bienes y servicios
En este aspecto, el haber conseguido un acuerdo ha salvado a muchos de un aumento considerable de precios en muchos productos que Reino Unido importa desde la UE y viceversa.
Y es que ambas partes acordaron no imponer tarifas ni costos adicionales al flujo de bienes, lo que en principio beneficia tanto a exportadores como importadores a ambos lados del canal.
Sin embargo, serán necesarios nuevos controles fronterizos y trámites burocráticos antes no existentes, lo que podría provocar demoras y disrupciones en las cadenas de suministro.
Esos controles, sin embargo, no se impondrán en Irlanda del Norte. Esto es porque comparte frontera terrestre con la República de Irlanda, miembro de la UE, y permanecerá de forma efectiva dentro del mercado único europeo.
Por otra parte, los proveedores de servicios británicos tendrán que adecuarse a las reglas de cada Estado miembro o relocalizarse en la UE si desean continuar operando como hoy.
Otro aspecto en que se insiste que tanto europeos como británicos deben estar alertas es el posible cambio en las tarifas de roaming para celulares.
Antes, un británico o europeo podía disfrutar de la misma tarifa contratada en su país de origen en cualquier Estado miembro de la UE.
Reino Unido y la UE han dicho que cooperarán en «justas y transparentes tarifas para el roaming internacional», pero nada detiene que viajeros británicos y europeos no sean cobrados por usar su teléfono en uno u otro territorio.
De cualquier forma, las compañías proveedoras serán las encargadas de mantener las mismas condiciones o de lo contrario fijar nuevas tarifas.
Fuente: BBC Mundo