Tras una campaña caracterizada por el rencor y el miedo, los estadounidenses acudieron este martes a las urnas para decidir si el presidente Donald Trump continúa en el cargo o lo sucederá el demócrata Joe Biden, para ponerse al frente de una nación arrasada por una pandemia creciente que ha causado más de 231.000 muertes, dejado sin empleo a millones y alterado totalmente la vida cotidiana.
Hasta la media noche de este martes, el presidente Trump había ganado en Kentucky, Virginia Occidental, Carolina del Sur, Oklahoma, Mississippi, Alabama, Arkansas, Kansas, Tennessee, Nebraska, Dakota del Sur y Dakota del Norte, Wyoming, Luisiana, Indiana, Idaho, Missouri y Florida.
El candidato demócrata Joe Biden ha ganado en New Hampshire, Vermont, Virginia, Illinois, el Distrito de Columbia, Maryland, New York, New Jersey, Delaware, Rhode Island, Connecticut, Massachusetts, Colorado, Nuevo México, California, Oregon, Washington y Arizona.
Los resultados han estado más reñidos de lo que inicialmente se proyectaba. El presidente se anotó una cómoda victoria en estados tradicionalmente conservadores del centro y sur del país, mientras Joe Biden ha dominado en los demócratas del noreste y oeste, incluido el mayor botín estatal de la jornada: California
El presidente ha mostrado una inesperada fortaleza entre los votantes latinos en estados clave como Florida y Texas
Todas las miradas están puestas en Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Texas, donde los republicanos van por delante
Hasta el momento, Arizona parece ser el único estado péndulo que Biden ha podido convertir, una muy buena noticia para el demócrata.
Según las encuestas a boca de urna, si bien Biden supera a Trump entre los votantes no blancos, el republicano ha recibido una proporción ligeramente mayor de esa parte de la población que en 2016.
Alrededor del 11% de los afroamericanos, el 31% de los hispanos y el 30% de los estadounidenses de origen asiático votaron por el presidente