Al menos 37 personas, entre ellos 24 niños, murieron este jueves en un tiroteo en una guardería infantil en la localidad de Uthai Sawan, en la provincia nororiental tailandesa de Nong Bua Lamphu, según confirmó un portavoz policial.
El autor de los disparos es un expolicía de 34 años identificado como Panya Khanrab, que se suicidó tras perpetrar la masacre.
El asesino, involucrado en un caso judicial en curso por venta de drogas, después de salir de una vista en el juzgado, fue al centro donde creía que estaba su hijo para matarlo. No lo encontró allí, pero sacó una pistola y comenzó a disparar y apuñalar a la gente en la guardería, explicó la policía. Al menos 24 niños perdieron la vida. El más pequeño tan solo tenía dos años. A algunos los degolló mientras dormían.
El atacante también habría asesinado a su mujer y a su hijo tras huir de la guardería y volver a casa, según precisaron las autoridades locales. Después de la masacre, la policía, que había distribuido por redes sociales fotos del tirador, comunicó que Panya Khamrab se había suicidado.
Los agentes explicaron más tarde que el pistolero se alteró cuando descubrió que su hijo no se encontraba en la guardería. Durante la huida, atropelló a una multitud de transeúntes antes de regresar a casa, quemar la furgoneta y asesinar a su familia.
«El atacante embistió una moto y dos personas resultaron heridas. Yo aceleré para alejarme de él. Tenía la intención de llevarse por delante a todos los que encontrara por el camino», contó a AFP un testigo llamado Paweena Purichan.
No está claro el motivo de la masacre pero, al parecer, el tirador, un ex teniente coronel, habría sido despedido del cuerpo policial el pasado 15 de junio por posesión y venta de metanfetaminas, aunque ya había sido dado de baja el año pasado.
Un funcionario local dijo a Reuters que más de 30 niños estaban en la guardería, situada en la ciudad de Uthai Sawan, a más de 400 kilómetros de Bangkok, cuando el hombre armado interrumpió en la hora del almuerzo, disparando primero a cinco miembros del personal, incluida una maestra que estaba embarazada de ocho meses.
«Al principio la gente pensó que eran fuegos artificiales. Luego, el hombre armado entró a la fuerza en una habitación cerrada donde dormían niños y los mató con un cuchillo», explicaba el funcionario. Las últimas informaciones apuntan a que, antes del ataque, Panya Khamrab había asistido a una audiencia judicial por un cargo de venta de drogas.
Los videos publicados en las redes sociales mostraban sábanas que cubrían lo que parecían ser los cuerpos de los niños que yacían en charcos de sangre en el jardín de la guardería.
La agencia AFP ha recogido testimonios como el de Nanthicha Punchum, jefa interina de la guardería: «Había algunos miembros del personal comiendo afuera de la guardería y el atacante estacionó su coche y mató a tiros a cuatro de ellos. El tirador derribó la puerta con su pierna y luego entró y comenzó a cortar las cabezas de los niños con un cuchillo».
Los heridos, al menos una docena de personas, fueron trasladados al hospital del distrito de Nong Bua Lamphu. Los medios locales habían publicado un llamamiento para que las personas donaran sangre.
La conmoción en Tailandia es inmensa tras la masacre. El primer ministro, Prayut Chan-o-cha, ordenó una investigación exhaustiva del ataque. Los líderes mundiales también han ofrecieron sus condolencias a las víctimas. «Es imposible comprender la angustia sufrida», escribió en Twitter el líder australiano, Anthony Albanese.
El último tiroteo masivo en Tailandia fue en 2020, cuando un soldado fue abatido tras matar a 29 personas y dejar 52 heridos después de atrincherarse durante 18 horas un sábado por la tarde en un centro comercial abarrotado de gente.
El último tiroteo masivo en el país del Sudeste Asiático fue en 2020, cuando un soldado fue abatido tras matar a 29 personas y dejar 52 heridos después de atrincherarse durante 18 horas un sábado por la tarde en un centro comercial abarrotado de gente.
En los registros, Tailandia ocupa el segundo puesto de países de la región, por detrás de Filipinas, en cuanto al número de homicidios con armas de fuego. La posesión de armas se legalizó por primera vez en 1947 para la defensa personal, la protección de la propiedad o la caza deportiva.
Las autoridades informaron que, en 2021, había más de seis millones propietarios de armas registrados. O lo que es lo mismo: 1 de cada 10 tailandeses poseía un arma. La pistola 9mm usada por el tirador este jueves era de propiedad legal.
En estas cifras no aparecen todas las armas ilegales y sin licencias, muchas de las cuales entran por contrabando desde países vecinos. Según estimaciones realizadas hace cinco años, habría más de cuatro millones de armas circulando sin registro por el país. La ley castiga con hasta 10 años de prisión la posesión de armas no registradas, aunque la legislación no establece el número máximo de armas por persona.