Santo Domingo.- Hoy se conmemora el 207 aniversario del natalicio de Francisco del Rosario Sánchez, uno de los Padres Fundadores de la República Dominicana y un símbolo de la lucha por la independencia dominicana, junto a Juan Pablo Duarte y Matías Ramón Mella.
Su ardiente patriotismo se evidenció desde su juventud. Se unió a la sociedad secreta La Trinitaria, fundada por Juan Pablo Duarte, donde se gestó el movimiento independentista. Sánchez se convirtió en un líder clave, impulsando la acción revolucionaria y arengando a sus compañeros con su ferviente verbo.
En 1843 cuando Duarte se exilia en Curazao por temor a ser apresado, Sánchez asume la dirección del movimiento independentista La Trinitaria donde preside las reuniones del grupo y amplía contactos con representantes del sector social más importante de la ciudad, con la colaboración de Mella.
A principio de enero de 1844 Sánchez redacta un manifiesto, el cual fue publicado el 16 de ese mes. El 24 de febrero los trinitarios eligen a Sánchez comandante de armas con el rango de coronel.
El 27 de febrero de 1844, Sánchez jugó un papel protagónico en la proclamación de la independencia. Enarboló la bandera dominicana en la Puerta del Conde, en un acto que marcó el inicio de una nueva era para la nación. Su espíritu combativo lo llevó a participar en batallas decisivas como la del 19 de marzo en Azua, donde las tropas dominicanas derrotaron al ejército haitiano.
Su compromiso con la patria no se limitó al ámbito militar. Sánchez también incursionó en la política, siendo diputado y senador durante la naciente república. Además, se dedicó a la abogacía y al periodismo, utilizando su pluma como herramienta para defender la libertad y la justicia.
Vida familiar
Nacido en Santo Domingo el 9 de marzo de 1817, fue el primogénito de once hermanos procreados por sus padres, Narciso Sánchez Ramona y Olaya del Rosario de Belén Fernández.
Sánchez no contrajo matrimonio formal, pero tuvo una vida familiar compleja. Procreó varios hijos con diferentes mujeres: con Felícita Martínez tuvo a Mónica Sánchez Martínez; con María Evarista Hinojosa procreo a Gregoria (Goyita); con Leoncia Leydes Rodríguez procreó a Leoncia; con Mercedes Pembrén Chevalier tuvo a Petronila.
Luego contrajo matrimonio con su sobrina Emilia Mercedes Sánchez, con quien procreó a Manuel Antonio Francisco, María Patria, Manuel Emilio, Héctor, Carlos Augusto, Emilia, Marina Altagracia y Juan Francisco.
Las relaciones familiares de Sánchez estuvieron marcadas por las dificultades debido a sus constantes viajes, exilios y la persecución política que sufrió. Sin embargo, se mantuvo cercano a sus hijos y a su esposa, Emilia, quien lo acompañó en algunos momentos difíciles.
Cabe destacar que algunos de sus hijos también se destacaron en la vida pública. Su hija María Patria Sánchez se convirtió en una ferviente defensora de la independencia y la memoria de su padre.
Su muerte
Su vida no estuvo exenta de dificultades. Tras el ascenso al poder de Pedro Santana, Sánchez fue víctima de persecuciones y exilios. A pesar de las adversidades, nunca renunció a sus ideales y continuó luchando por la independencia y la consolidación de la República Dominicana.
En 1861, Santana, quien había ocupado la presidencia de la República Dominicana en dos ocasiones, propuso la anexión del país a España. Sánchez, ferviente defensor de la independencia, se opuso rotundamente a esta idea y se embarcó en una expedición armada para derrocar a Santana y restaurar la República.
Desafortunadamente, la expedición fracasó y Sánchez fue capturado. Sometido a un juicio sumarísimo y condenado a muerte, sucumbió ante un pelotón de fusilamiento en el cementerio de San Juan de la Maguana a la edad de 44 años.
Sus últimas palabras, pronunciadas con estoicismo y patriotismo, reflejan la grandeza de su espíritu: «He derramado mi sangre por la Patria, y estoy satisfecho».
La muerte de Francisco del Rosario Sánchez no solo significó la pérdida de un líder excepcional, sino también un duro golpe para la causa independentista. Sin embargo, su sacrificio no fue en vano. Su legado de valentía, determinación y amor por la patria continúa inspirando a las generaciones dominicanas en la lucha por la libertad y la justicia.
Por Roberto Tiburcio