Completada la alianza electoral entre los partidos de oposición y la de al menos 18 organizaciones minoritarias con el partido oficial, están dadas las condiciones para que desde mañana empiece en firme una campaña electoral de alto vuelo que no se detendrá hasta el mismo 16 de mayo de 2024.
Por la compactación de las ofertas electorales desde el plano presidencial con tres candidatos principales y las propuestas opositoras unificadas en 145 municipios y 215 juntas municipales, se avizora una contienda difícil a todos los niveles.
El presidente Luis Abinader acoge hoy la proclamación de su candidatura a la reelección por las últimas dos formaciones disponibles en el mercado electoral, en tanto que el expresidente Leonel Fernández, ya recibió espaldarazo de tres partidos, mientras que Abel Martínez acude amparado solo en el PLD.
La Junta Central Electoral (JCE) extendió hasta este lunes la fecha para que los partidos entreguen sus relaciones de alianzas, lo que conlleva también a la escogencia de la mayoría de candidatos municipales y congresuales, por lo que desde hoy se sabe quiénes competirán en todos los recónditos de la geografía.
El panorama electoral queda despejado, incluso con un tipo de alianza a futuro en el litoral opositor basado en el compromiso de que los partidos que conforman esa alianza apoyarán al que quede en condiciones de balotaje en las elecciones presidenciales.
Este es un buen momento para que la sociedad reclame del Estado, gobierno y liderazgo político promover un tipo de contienda electoral basada en la promoción de ideas, conceptos, valores para lo cual solo tienen que acudir a la muy extensa agenda de urgencias nacionales,
A la JCE corresponde tutelar los flujos de donaciones que reciben los partidos, impedir el uso del dinero público, que afloren donantes desde cobertizos del narco o del lavado de activos de procedencia ilícita, como también evitar que grupos empresariales compren o alquilen candidaturas.
Las elecciones de 2024 deben reflejar las condiciones de consolidación de las instituciones jurídicas y políticas, sustentadas en una economía de renta media, lo que indica que los actores del proceso deberían respetar las reglas de juego.
El problema mayor que obra contra la celebración de una campaña electoral basada en la civilidad e igualdad de oportunidades en todos los debates y a todos los niveles, lo constituye, sin dudas las redes sociales, convertidas a veces por propios intereses partidarios en retretes.
República Dominicana debe asumir el liderazgo entre sociedades que celebran elecciones libres, limpias y concurridas, basadas en la calidad del voto, que a su vez se sustenta en una contienda electoral liberada de diatribas, difamación, injuria o expresiones afrentosas. Ok. Ya estoy despierto.
Por Orión Mejía