El periodo de emergencia nacional por 45 días se inicia con una cifra de infectados por coronavirus que supera los 51 mil y en la cercanía de los mil muertos, además de un sistema sanitario estresado a causa de aumento de hospitalizaciones que cubren más del 80% de las camas disponibles.
El mundo padece de un segundo oleaje de la pandemia, aunque en Estados Unidos, Brasil, Chile, Perú y México nunca han estado cerca del aplanamiento, pero en España, Italia, Alemania y Reino Unido afloran rebrotes de la COVID-19, que obligan a retroceder en las fases de desescalada económica.
Aquí se llegó a estar muy cerca del punto de control pandémico, con reportes de entre 300 a 400 contagios diarios y menos de un 40% de ocupación hospitalaria, pero al fragor de la campaña electoral se produjo una acelerada desescalada que en poco tiempo llevó al país a una apertura casi total de la economía.
De un día para otro la población se volcó a las calles y confundió el escenario de pandemia inédita y letal con una gran fiesta de fin de año, lo que en esencia provocó el rebrote de la covid-19 que hoy pone en grave peligro la reapertura económica.
Muchos sólo aquilatan esta tragedia cuando se muere alguien de su entorno o cuando fallece alguna personalidad de la nación como los casos de Jenny Polanco y Víctor Víctor, pero sin que el gallo llegue a cantar tres veces, retornan al desenfreno.
Esta vez, la aprobación del estado de emergencia cuenta con el aval del presidente Danilo Medina y del presidente electo, Luis Abinader, lo que envía a la nación una oportuna señal de unidad con el fin de contener y aplanar la pandemia.
El periodo de excepción queda dividido casi a la mitad entre la administración saliente y la entrante lo que garantiza continuidad en el programa sanitario, aun sea en lo concerniente a represar el desenfreno de la población como motivo principal del incremento en los casos de contagio.
No resulta fácil para ningún gobierno lograr disminuir el avance de la pandemia y al mismo tiempo garantizar la reactivación de la economía, aun sea por fases distanciadas una de otra, además de que en economías como la dominicana, para millones de ciudadanos, el dilema es morir de la covid-19 o fallecer por hambre.
A partir de mañana el Gobierno con el concurso de las autoridades electas, impondrá medidas restrictivas para parar en seco el relajamiento social, lo que estará acompañado de un incremento en la disponibilidad de camas y pruebas para detectar contagios de coronavirus.
Es ese un paso esencial para garantizar la reactivación de la economía, recuperar los más de 750 mil empleos formales extraviados, relanzar al turismo, manufactura, pymes, comercio e inversión, nada de lo cual puede emprenderse si la pandemia se expande. Ahora es la hora.
Por Orión Mejía