Aunque resiliente, la economía dominicana es abierta, muy expuesta a vaivenes del sector externo, tanto así que todavía se recuerdan las gestiones diplomáticas y políticas en Washington en procura de que Estados Unidos incluyera al país en la lista de cuota preferencial de exportación azucarera.
Hace más de medio siglo que se dice que el presidente Balaguer ofreció renunciar a cambio de que su colega estadounidense, Richard Nixon mantuviera la asignación de precio preferente en la adquisición del dulce dominicano.
Al emigrar desde un esquema basado en las exportaciones de azúcar, cacao, café, tabaco en rama, aleación de oro y plata y ferroníquel, hacia otro impulsado por los servicios, como turismo, remesas, inversión extranjera, telecomunicaciones y zonas francas, la economía obtuvo más capacidad de sobreponerse a contratiempos externos.
Las exportaciones de postre (café, tabaco procesado, cacao y azúcar) recobraron su vigor en la canasta de oferta exportable, lo mismo que oro, plata, cobre, níquel, a los cuales se les agregan valores que incrementan sus precios en mercados internacionales (cacao y banano orgánico, cigarros hechos a mano).
Desde antes de la pandemia, el ingreso en divisas superaban los US$30 mil millones de dólares, lo que permitió reducir ensencialmente el déficit de cuenta corriente de la Balanza de Pagos (relación de dólares que ingresan y salen de la economía).
La nuestra fue por años una economía sana en constante crecimiento y desarrollo hasta el advenimiento de las crisis causadas por la pandemia de la covid-19 y la invasión Rusa a Ucrania, la primera de las cuales desmanteló el aparato productivo y aumentó la deuda y la otra provocó una espiral inflacionaria matizada por escasez y carestía de materias primas y productos terminados.
Es aquí cuando deseo llamar la atención del Gobierno, sector productivo y clase política sobre la advertencia de huracán económico que ha hecho Jamie Dimon, director de JP Morgan Chase, el banco más grande de Estados Unidos.
Dimon dijo que ese ciclón ya está sobre la economía de Estados Unidos, “así que mejor vayan preparándose”. El índice de inflación en esa economía es de 8,3% y la Reservas Federal proyecta elevar la tasa de interés hasta 2%.
El banquero prevé que el precio de petróleo llegue a subir en el corto plazo entre 150 y 175 dólares el barril, lo que agravaría una economía mundial asolada por incertidumbre monetaria, guerra en Ucrania y prolongados cortes en cadenas de suministros.
El CEO del JP Morgan advierte que la tormenta también afectará a Europa y que los mercados bursálites son sacudidos por el aumento en los rendimientos del Tesoro Americano, como el caso de S&P, que ha caído este año 13.3%. Este aviso de huracán debe ser escuchado aquí.
Por Orión Mejía