Desde que afloró la crisis económica y financiera (2002-2004), un grupo de periodistas y economistas formamos una peña de estudio, discusión y seguimiento sobre los aspectos relevantes del problema y auscultar alternativas de soluciones las cuales socializamos a través de la televisión, radio y prensa escrita.
A causa del crack bancario, el país se declaró en estado de cesación de pagos y la economía cayó en terreno de recesión (-2% del PIB), matizada por galopante inflación, crisis cambiaria, desempleo y elevado déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos.
El Fondo Monetario Internacional solicitó al presidente electo en los comicios de mayo de 2004 que adelantara el nombramiento de su equipo económico a los fines de iniciar negociaciones para concertar un Acuerdo Stand By y acceder a créditos de otros organismos multilaterales.
Los participantes en esa peña, conformada por nueve economistas y ocho periodistas, enfocamos nuestro interés en promover una Reforma Fiscal Integral que de primer efecto incrementara la presión tributaria en por lo menos cinco puntos porcentuales en relación al Producto Interno Bruto (PIB).
Elaboramos documentos demostrativos de la anarquía que prevalecía en la adjudicación por parte del Estado de exoneraciones y exenciones, que elevaba el gasto tributario en casi 200 mil millones de pesos, sin que ese sacrificio fiscal fuera objeto de evaluación de desempeño en torno a su impacto en la economía.
En 2012 se impulsó una reforma tributaria que apenas sirvió para acomodar la carga sobre una carreta con ruedas cuadradas, con lo cual sectores económicos volvieron a imponer su criterio de privilegio y exclusión fiscal.
No fue posible ejecutar un estudio elaborado por el Ministerio de Hacienda sobre costo-beneficio de las leyes de incentivos, para determinar su pertinencia o no, como los otorgados al sector turismo que aportan 15 dólares por cada dólar de sacrificio, frente al de los combustibles y el subsector eléctrico que dejan perdidas.
El presidente Luis Abinader anunció que impulsará este mismo año la aprobación una Reforma Fiscal Integral, iniciativa que debe contar con el respaldo colectivo para impedir que los mismos sectores se alcen con el santo y la limosna.
Voy a convocar al mismo equipo del 2004 para colocarnos en línea de vanguardia en una histórica batalla que signará el futuro inmediato dominicano, en términos económico y de gobernanza.
Por Orión Mejía (orion_mejia@hotmail.com)