En materia de manejo de crisis siempre se aconseja identificar el ADN de los grupos de intereses sobre los cuales se procura eliminar o reducir fricciones generadas por un tipo de interacción caracterizado por desconfianza, perjuicio o simplemente por ruidos que perturban la interacción.
El director de Comunicaciones de la Presidencia, Homero Figueroa, es un brillante profesional en materia de comunicación social, dotado de extendida experiencia como CEO en corporaciones extranjeras e instituciones nacionales, por lo que lo que aquí escribo no le resultaría extraño.
Con mucha picardía, ese apreciado colega ha dicho que él funge de vocero de la Presidencia porque el presidente Luis Abinader se erige como eficaz interlocutor del Gobierno, un rol que dice agrada a la ciudadanía, según el resultado de múltiples encuestas que ha realizado.
Creo pertinente aconsejar a Homero a no fijarse mucho en lo que declara, dice o deja de decir el Presidente, sino en el peligro que representan para la imagen del Gobierno las metralletas verbales accionadas por no pocos funcionarios.,
Una acción o declaración inoportuna o insana derriba o inutiliza toda una estrategia de comunicación diseñada y aplicada con el mayor rigor científico y en base a levantamiento sobre las aspiraciones de los diversos grupos de intereses y de la población en general.
Son muchas las veces que el jefe de Estado anuncia a la nación el inicio o conclusión de obras de infraestructura o iniciativas públicas, cuya trascendencia mediática es opacada por escándalos de traspatio protagonizados por colaboradores.
Figueroa ha dicho que creó en la Dirección de Comunicaciones un área encargada de promover en los diferentes departamentos de relaciones públicas una especie de unificación de criterios en torno a la estrategia comunicacional que debe aplicar el Gobierno, lo que considero una útil decisión que debería, empero, involucrar a ministros y directores generales.
¿Cuáles iniciativas del gobierno dominan positivamente el escenario mediático? Ninguna, porque la última, la construcción de un monorriel en Santiago anunciada por el Presidente, pereció ahogada en las fauces del ruido generado por el proyecto de ley de exención de arancel a importaciones de alimentos.
El Presidente encabeza muchos actos donde se ofrecen buenas nuevas, pero algunos funcionarios enrarecen el panorama mediático con manejo torpe en temas como el de la Seguridad Social, proyecto de las domésticas, aumento de la factura eléctrica, huelga de la ADP, anulación de miles de títulos de propiedad y fraude en el programa Supérate. Homero debería pedir ayuda a los bomberos.
Por Orión Mejía