Ejerceré este domingo el derecho a votar, prerrogativa que nuestro pueblo ha conquistado con sacrificio y sangre aportado por muchas generaciones de dominicanos, por lo que intentaré asumir ese compromiso con acendrada conciencia y debida responsabilidad, en el entendido de que debo ayudar a fortalecer a la democracia.
Los ciudadanos acuden a las urnas en un momento difícil en la historia de la humanidad asolada por una pandemia que ha contagiado a casi once millones de personas y causado más de medio millón de decesos, además de provocar un colapso sin precedentes en la economía mundial.
Con obligación de usar mascarillas y guardar distanciamiento físico, 7.4 millones de dominicanos han sido convocados a elegir a los nuevos incumbentes del Poder Ejecutivo y a renovar las matrículas del Senado y de la Cámara de Diputados, lo que significa consolidar el clima de gobernanza e institucionalidad.
En República Dominicana, la covid-19 provocó la suspensión de un millón 14 mil trabajadores, en tanto que el obligatorio confinamiento alejó a millones de hombres y mujeres de la posibilidad de obtener el sustento diario a través del trabajo informal.
Para mitigar el difícil cuadro económico y social, el Gobierno ha propiciado transferencias económicas en favor de esos obreros y empleados suspendidos y de quienes perdieron sus fuentes de trabajo informal, además de proveer de alimentos a miles de familias que agravaron su condición de vulnerabilidad.
Además de los más de 60 mil millones de pesos que conllevó subsidiar al pueblo golpeado por la pandemia, el Gobierno requirió del Congreso la aprobación de un presupuesto complementario por $150 mil millones, para extender los subsidios y programas sociales, lo que evitó que las crisis sanitaria y económica devinieran en crisis social y política.
Esas acciones de amparo a trabajadores formales e informales y a familias vulnerables garantizan hoy que los ciudadanos acudan a los centros de votación sin otra incertidumbre que cumplir con el protocolo de prevención del coronavirus, señal también del valor que tiene la democracia sustentada en la equidad.
Al liderazgo político le corresponde respetar los resultados de las elecciones de hoy, sin importar el litoral partidario que salga favorecido de esos comicios, porque será siempre la expresión de la voluntad popular, que la Junta Central Electoral (JCE) debe resguardar en todo estado de causa.
Los dominicanos hemos aprendido a aquilatar los valores que representan la democracia, libertad, justicia y equidad, cuyo anhelo de preservación y consolidación nos guían hoy hacia los colegios electorales a ejercer libremente el derecho al voto. En mi caso, mi voto se arrima al pueblo.
Por Orión Mejía