En mi cuenta de Twiter escribí: “El debate público se degrada cuando desde el Gobierno creen posible mercadear jabón como si fuera queso y desde la oposición que es el queso el que sabe a jabón”. Lo que quise decir es que el debate se atascó.
El litoral oficial y el bando oposicionista pelean en medio de una humareda por ellos mismos creada que no permite ver el horizonte ni de un lado ni del otro, aunque ambos creen que logran asentar el criterio de que el jabón es queso o que el queso sabe a jabón.
Los destellos de claridad que traspasan esa cortina de humo provienen del Banco Central que sustenta sus informes sobre desempeño y perspectiva de la economía en base a encuestas y estadísticas fiables corroboradas por organismos internacionales de fiscalización y calificación.
Palacio y oposición parecen no aquilatar las consecuencias políticas, económicas y sociales que derivarían de un previsible fracaso del mentado diálogo político, abierto bajo la cobija del Consejo Económico y Social (CES), escenario donde se consensuaría un paquete de reformas estructurales sugeridas por el Poder Ejecutivo.
Las urgencias coyunturales, aun derivadas de ese portafolio de proyectos estructurales e institucionales, afloran como metástasis en la anatomía económica y social, con tanto ímpetu que requieren en forma simultánea de calmantes y cirugías.
Inflación inflada por un sector externo que se torna agresivo en términos de precios y provisión de materias primas y productos terminados, agravado por prácticas desleales de comercio y empresarial a nivel local, se erige como un reto que requiere abordaje urgente y combinado de Gobierno y oposición.
La crisis del subsector eléctrico no resiste sustentación en el ministerio de las excusas o en injusta distribución de culpas, sino en diseño y aplicación de programas que incrementen la oferta y reduzcan los efectos oligopólicos de empresas generadoras.
Con toda razón, el presidente Luis Abinader ha definido a los apagones como una vergüenza nacional, sin importar si ese mal data de una década o de un siglo, o si la culpa es de San Miguel o Lucifer. La población desea solución, no excusas.
La presentación del proyecto de Presupuesto Nacional del Estado- 2021 dibuja un sector externo de la economía con características complejas, que incidiría muy negativamente sobre los principales indicadores económicos nacionales, especialmente por el lado de precios y de endeudamiento.
Como advertí al principio, para superar los difíciles momentos post pandémicos, se requiere que Gobierno y oposición rompan el círculo vicioso del queso y el jabón y se aboquen a cumplir con el mandato histórico de participar en la solución de los problemas sin levantar frustrantes humaredas que no dejan ver la luz del sol.
Por Orión Mejía