La teoría y la praxis emanadas del pensamiento político y de la conducta personal de Juan Bosch debieron irradiar a dos generaciones de dirigentes y militantes de cuatro partidos, dos de los cuales fueron fundados por él y los otros desprendimientos de los primeros.
Esos dirigentes han estado en el poder o en el gobierno montado en uno u otro de esos partidos por lo que han tenido la oportunidad de demostrar que aprendieron lecciones bochistas sobre ética política o vocación de servir al país.
Los partidos Revolucionario Dominicano (PRD), de la Liberación (PLD), Revolucionario Moderno (PRM) y Fuerza del Pueblo (FP) tienen raíces en la ideología bochista, esencia de la que nunca renegaron porque no lo hizo el doctor Peña Gómez, el joven y fogoso líder que permaneció en el PRD.
Bosch nunca dijo que el partido blanco fue un proyecto fallido, sino que había cumplido su misión histórica, aunque el liderazgo de Peña Gómez llevo a ese partido al poder en el marco de la democracia dependiente a la que adjuró el maestro.
No sería filisteo afirmar que quienes dentro de ese contexto multipartidario se cobijaron en el liderazgo de Peña Gómez, Leonel Fernandez, Danilo Medina, Hipólito Mejia, Miguel Vargas Maldonado y Luis Abinader no contradijeron aspectos esenciales del discurso de Bosch.
Se admite, empero, que lideres emergentes se alejaron mucho de la línea trazada por Bosch y continuada por Peña Gómez, con algunos trazados que corresponde a la historia juzgar su pertinencia, aunque sí mantuvo la rectitud de la ética.
El comportamiento político de Bosch, estimulado por la dinámica de los sucesos históricos, nació hace más de 80 años con la creación del PRD en La Habana, alentado por un movimiento democrático antillano y continental que siempre estuvo vinculado con el sacrificio y la honradez personal.
Es difícil que algún militante o dirigente de esos partidos censure o reniegue del pensamiento bochista referido a la conducta política y a la vocación de servicio que deben caracterizar a los miembros de una colectividad política, porque sería como negar al maestro porque se profesa una denominación distinta pero no diferente.
En materia penal cada cual es responsable de sus actos, por lo que la lucha contra la corrupción debe mantenerse en los linderos jurídicos con absoluto respeto a los derechos de los prevenidos, en especial al principio sustantivo de la presunción de inocencia.
Todos los dirigentes y militantes de los cuatro partidos creados al influjo del pensamiento bochista serán juzgados por el tribunal de la historia en torno a su comportamiento político y personal en los cargos de gobierno y de poder que les toco desempeñar. Recomiendo leer La Divina Comedia.
Por Orión Mejía (orion_mejia@hotmail.com)