Los altos costos de impresión, distribución y la afectación de una pandemia que reduce la recepción de publicidad y dificulta la circulación, son factores que agobian a la prensa escrita o de papel, sin que los remedios de reducción de formato y de personal alivien su situación de precariedad.
Internet se erige como el presente y el futuro de la prensa, pero el periodismo escrito aún no ha agotado toda su capacidad de sobrevivir, incluso la de una provechosa alianza armónica con el ciberespacio.
La crisis de la prensa de papel ya tocó techo con el cierre y reducción de formato de centenares de periódicos en Estados Unidos, Europa, América Latina y Asia, además del despido de más del 50% del personal en menos de diez años.
Facebook, Instagram, WhatsApp y otros portales aceleran la tumba de los periódicos a través de mecanismos tecnológicos que imponen oligopolios en la recepción de publicidad tipo retail en su universo de voz, data y vídeo donde la prensa ha procurado encartarse para sobrevivir.
A pesar de ese escenario, creo que la prensa de papel va a sobrevivir al holocausto, aunque para ello requiere de una drástica reforma en forma y contenido, así como consolidar alianza con el mundo digital, que debe ser salvador y no sepulturero.
El futuro de la prensa se vincula con lo que debe ser un robusto crecimiento de la economía, porque en lo adelante, la clase media será el blanco casi único de lectores del periódico impreso, que debe ser también un gran mercado para la publicidad.
Del prehistórico pregón, los periódicos tendrán ahora que centrarse las suscriptores y de puestos fijos de venta, así como modernizar sus departamentos de arte y publicidad, en el entendido de que en esos renglones se tendría al menos capacidad competitiva con el ámbito digital.
La prensa digital no sustituye al periódico, sino que lo complementa, incluso con mayor rentabilidad, pero el liderazgo de la información se ejercerá desde el impreso de papel, actuando el internet como repetidora de los temas esenciales de debate impulsado por el periodismo tradicional.
Los periódicos impresos deben centrarse en el “por qué” y ceder al periodismo digital el “cómo”, “cuándo” y “dónde”, porque en vez de noticias o informaciones de breve sobrevivencia, debe divulgar reportajes y artículos de calidad y profundidad.
Sólo debe mantenerse en la oferta de la prensa escrita las revistas semanales de arte, farándula, deportes y ciencia, las que siempre estarán asociadas con el incremento y diversificación de la lectura y blancos de público, así como a los encartes publicitarios.
Vale la pena resaltar la tendencia en el mundo de hoy es que los lectores deben pagar para acceder al buen periodismo digital, mientras que la prensa escrita marcha hacia la circulación gratuita, sin que nadie se atreva a contar los días de sobrevivencia.
Por Orión Mejía (orion_mejia@hotmail.com)