La tormenta Fiona y la crisis de Haití restan efecto mediático a la propuesta que ha hecho el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), de fijarse como meta para 2030 duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) por vía del fomento de la producción local, formalidad laboral y creación de más empleos de calidad.
No resulta muy común entre el alto empresariado iniciativa como la que propone el señor Julio Brache, lo que podría obedecer a la naturaleza del grupo empresarial que lidera, sostenido principalmente en la agroindustria, razón por la cual su fórmula se basa en relación intensa entre mano de obra y capital.
El presidente del Conep y su equipo técnico han hecho un muy saludable ejercicio matemático que sustentaría su tesis de duplicar el PIB actual de US$90,532.7 millones a US$189,407.4 millones, en un período de ocho años, meta mucho más ambiciosa que la fijada en la Estrategia Nacional de Desarrollo (2011-2030).
Para que no se tilde su planteamiento como quimérico, Brache admite que la economía dominicana enfrenta un escenario global de “volatilidad e incertidumbre”, marcado por “altos índices de inflación, políticas monetarias restrictivas, retrasos en las cadenas logísticas y escasez de materias primas”.
En ese desolador escenario, Brache advierte que se abre de nuevo la brecha de la desigualdad, ante lo cual el empresariado no puede permanecer indiferente, lo que representa una verdad del tamaño de una montaña, toda vez que por ese camino se llega a la disrupción social.
Creo que lo que el presidente del Conep plantea dista mucho de la figura de “Alianza Público-Privada” que aplica el Gobierno como manto para gigantescos proyectos que marcan concentración de capitales y utilidades que ingresan por los amplios portones de privilegios estatales.
Se resalta la admisión que formuló el señor Brache ante la Cámara Americana de Comercio, de que pese a que la economía dominicana ha sido una de las más resilientes del mundo, su crecimiento “no se ha traducido a la ciudadania”, por lo que su propuesta procura alcanzar en dos lustros 2.4 millones de nuevos empleos formales.
El nuevo modelo de relación entre sector público y privado, propuesto por el presidente del Conep lograría sacar de la pobreza extrema a unas 263 mil personas y 1.8 millones de la pobreza moderada, lo que supongo se alcanzaría sobre la base de impulsar el capital industrial como base de la economía, única vía posible para lograr un ingreso per cápita de 17 mil dólares.
Sería una pena que la propuesta del empresario Julio Brache, hecha en su condición de presidente del Conep, se pierda entre laberinto de indiferencia o de intereses bien calculados. Las centrales sindicales deberían socializarla cuanto antes.
Por Orión Mejía