No se puede hablar de crisis de los partidos, porque en medio de la pandemia del coronavirus, cuatro millones, 163 mil 275 ciudadanos acudieron a las urnas el 5 de julio de este año (55.29% del total de inscritos), de los cuales el partido ganador obtuvo 2.1 millones de sufragios (52.52%) y el que le siguió, 1.5 millones (37.46%).
Fuerza del Pueblo (FP), con apenas algunos meses en el ruedo electoral, alcanzó 365 mil votos (8.90%), con una representación congresual de siete senadores y once diputados, clara señal de que las principales organizaciones políticas cuentan con holgado espacio de adhesión o de posibilidades de crecimiento,
De lo que sí se podría hablar es de una crisis de ideologías que afectaría en mayor o menor medida a las tres fuerzas políticas predominantes, todas las cuales provienen de una misma raíz liberal.
En efecto, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que ganó las elecciones, es un desprendimiento del Partido Revolucionario Dominicano, fundado por Juan Bosch, quien también creó al Partido de la Liberación Dominicana, de cuyo seno nace Fuerza del Pueblo.
Todavía hoy, en esos tres partidos cohabitan dirigentes que ocuparon primeras butacas en la escuela boschista o que fueron alumnos aventajados de José Francisco Peña Gómez, quien a su vez fue el más notable discípulo de Bosch, y uno de los líderes de masas más notable de América Latina.
Por su nomenclatura partidaria y por el origen de su liderazgo político principal, este podría ser quizás el único país de la región donde sus fuerzas electorales principales con posibilidades de ascender al Poder, serían de naturaleza liberal.
Ningún otro partido de naturaleza conservadora ha podido granjearse un segmento importante de la simpatía electoral, desde que el Partido Reformista Social Cristiano emergió como una organización de derecha con rasgos populistas, que se expresaron principalmente en la promulgación de las leyes agrarias.
Algo anda mal aquí en el sistema de partidos porque en vez de pugnar por los lineamientos expuestos por Bosch y Peña Gómez, el liderazgo actual pugna por producir un brusco giro hacia el conservadurismo.
Las declaraciones juradas de bienes presentadas por los que se fueron y los que llegaron contrastan con las raíces ideológicas de los directorios de los tres partidos que han ascendido al Poder, la mayoría de los cuales conocieron a Bosch y a Peña Gómez, o son descendientes biológicos o ideológicos de sus alumnos de aulas.
Es por eso que deberíamos llamar la atención del liderazgo del PRM, PLD y FP, para que se apalanquen en términos ideológicos en el centro ligeramente a la izquierda, única forma de acercarse al pensamiento político progresista que enarbolaron Bosch y Peña Gómez.
Por Orión Mejía