Gobierno, liderazgo político y empresarial deberían seguir con ojos bien abiertos las elecciones congresuales del martes en Estados Unidos, que previsiblemente darían el control al menos de la Cámara de Representantes a los republicanos, lo que congelaría la agenda legislativa del presidente Joe Biden y dejaría expedito el camino hacia la recesión.
No se exagera si se afirma que el miércoles la economía estadounidense tomaría rumbo hacia un escenario aun de mayor incertidumbre porque la administración demócrata no podría impulsar su proyecto de incremento de la fiscalidad ni su agenda social para amortiguar el peso de la inflación.
El control republicano del congreso provocaría una ralentización de la economía que obligaría a la Casa Blanca a lidiar con una recesión agravada por la continuidad de las alzas de Tasas de Política Monetaria por parte de la Reserva Federal en esfuerzo por contener las presiones inflacionarias.
Libby Cantrill, una de las mayores gestoras de renta fija del mundo, ha dicho en una entrevista al diario El País, que la política va de la mano con la gasolina y los comestibles, por lo que la inflación estará en primer plano en la mente de los votantes estadounidense en las elecciones del martes.
Estados Unidos es el principal socio comercial de República Dominicana, el mayor emisor de inversiones, turistas, remesas, asistencia financiera y técnica, además de que en su territorio residen dos millones de dominicanos, razones suficientes para seguir con atención los comicios del martes.
Economistas del patio sostienen que la economía estadounidense no ingresaría a la recesión porque mantiene un nivel de pleno empleo, pero Cantrill reitera que “el precio de la gasolina o de una botella de leche están muy centrados en la mente de los votantes”.
Se da por descontado que de ganar, aun sea una de las cámaras legislativas, el Partido Republicano detendría la agenda básica del gobierno demócrata, incluidos temas referidos a la guerra entre Rusia y Ucrania, las relaciones con China, entre otros temas, pero no podría detener la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal.
El presidente Biden no tendría ninguna posibilidad de lograr que el Congreso apruebe un impuesto a las grandes corporaciones petroleras, como forma de reducir el precio de la gasolina, ni ningún otro gravamen que ayude a mitigar el impacto de la deuda o de la inflación.
Lo mejor sería que gobierno y sector productivo crucen los dedos y recen para que los resultados de las elecciones del martes en Estados Unidos al menos sean equilibrados, porque si los demócratas pierden abrumadoramente, hasta aquí llegarían los efluvios de una recesión económica en Estados Unidos.
Por Orión Mejía