Esta historia comenzó cuando el presidente Danilo Medina advirtió que no se cruzaría de brazos ante una dilatada crisis de la industria eléctrica que por muchos años obliga al Gobierno a transferir unos mil 500 millones de dólares para conjurar déficits operativos generados en ese sector.
Fue entonces cuando el Presidente anunció la construcción de dos plantas de en Punta Catalina, Baní, que generarán en conjunto 720 megavatios, equivalente al 35 por ciento del
consumo actual de energía eléctrica, que entraran en operación en año entrante.
El oligopolio que controla todo lo relacionado con el sector eléctrico confió que a base de su enorme influencia económica y política podría detener ese proyecto o al menos asumirlo en cualquier fase de su construcción, cuando se interrumpiera por falta de financiamiento.
Punta Catalina marcha viento en popa, con su cronograma de construcción al día, financiamiento garantizado y la ventaja de que su puesta en operación coincide con el final del Acuerdo de Madrid, conjunto de privilegios oligopólico que ha significado perdidas al Estado por casi diez mil millones de dólares desde 2004.
Ante los fracasos por asumir el control de Punta Catalina, que incluyó denuncias sobre sobrevaluación del proyecto o construcción secreta de una tercera planta, el clan oligopólico alienta ahora campaña de descrédito político que emprende la oposición política contra presidente Medina.
A ese conciliábulo se atribuye el retiro intempestivo del candidato opositor de la discusión sobre el Pacto Eléctrico, su llamado a lanzarse a las calles para exigir rebaja en la tarifa eléctrica y del empleo de un grupo de sicarios mediáticos para desacreditar la gestión de Rubén Bichara al frente de la CDEE.
Participación Ciudadana se une a ese despropósito con el reclamo de que se suspenda la discusión del Pacto Eléctrico hasta después de las elecciones, sin tomar en cuenta que los contratos que amparan los privilegios en la generación eléctricas expiran este año y que se requiere una nueva plataforma de sostenibilidad de una industria estratégica para el desarrollo.
La mayoría de los ataques desconsiderados contra el presidente Medina tienen su origen en esa alianza entre sectores rentistas del sector eléctrico y el débil candidato de oposición que tiene- repito- el propósito fundamental al mandatario a desistir o mediatizar del proyecto de rescate del sector eléctrico.
Esa gente debería saber que entre los defectos o debilidades del presidente Medina no figura la cobardía o la debilidad, por lo que esa campaña de diatribas está, condenada al fracaso. Punta Catalina significa el rescate de la industria eléctrica, hoy controlada por un oligopolio que ha succionado miles de millones de dólares de las costillas de los contribuyentes.
Por Orión Mejía